Epifanio Campo, un emprendedor gallego y peleón

Sofía Vázquez
sofía vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

JOSE MANUEL CASAL

Impulsó un gran grupo empresarial en Galicia, muy diversificado, y que ahora quedará en manos de sus hijos

19 ago 2016 . Actualizado a las 16:24 h.

«Ya estoy de retirada; ahora le corresponde a mis hijos tomar las riendas». Claro y sin tapujos, explicaba Epifanio Campo Fernández, uno de los empresarios representativos de Galicia, la situación personal y profesional por la que atravesaba a causa de un cáncer. Estas palabras las pronunció Campo hace menos de un año, cuando La Voz de Galicia lo invitó a participar en el programa de entrevistas Cosa de Dos, de V Televisión. Fue entonces cuando habló de sus hijas Blanca, María e Irene, y de su hijo Jacobo. Subrayó la valía de cada uno y la importancia de su educación. «Una de mis hijas estudió en una gran universidad pública, de prestigio, buenísima y sin nada que envidiar a alguna de las de gran renombre privadas. Siempre se lo digo a mis amigos», decía. Pero Epifanio Campo había nacido el 16 de septiembre de 1952 en Puente de Domingo Flórez (León). Sin embargo, toda su vida había estado vinculada con los municipios de A Laracha Sanxenxo.

Hijo mayor del empresario Epifanio Campo Núñez y hermano de Antonio Campo, alcalde durante años de Ortigueira, Epifanio se hizo cargo de las empresas de la familia. A su lado su mujer, Neli, a la que ponía en valor tanto por su saber hacer como médico pediatra, y su dedicación como madre. También por los consejos que le daba para afrontar la enfermedad.

Campo era directo, y con una forma de hablar muy particular. «Ya sabe... (silencio y una risa franca, sin carcajadas)». A partir de esa frase el empresario podía hablar del esfuerzo empleado en una operación económica, de los varios millones de euros que le había costado y si en ella estaba alguno de sus colegas empresarios que se dirigían a él con el apodo de Epi. Entre ellos, Manuel Jove, Roberto Díaz, Amador de Castro y Manuel Añón. También fue su socio el FROB, al que consideraba un enemigo, incluso peligroso. Él había llegado a tener un porcentaje importante del Banco Gallego (también en el Pastor) y con la reestructuración del sector financiero el Estado ejecutó una nacionalización para deshacerse de los empresarios gallegos que estaban en su capital. Campo criticó con dureza esa actuación «injusta» y por la que peleó en los tribunales.

A pesar de aquella palabras, el empresario nunca estuvo de retirada. Hasta el último momento tomó decisiones sobre sus empresas: Cerámica Campo Sáez, Puente Lendo, Epifanio Campo, Nueva Cerámica Campo, Refractarios Campos, Rodonita, Eólicos da Mariña, Eólicos do Morrazo, Sociedades Eólica de Ourol e Inversiones Hosteleras de Galicia. Afrontó la reestructuración del grupo para afrontar una sucesión tranquila, que pilotará Jacobo, ingeniero de minas. Hoy será despedido en un funeral a las 18.30 horas, en la iglesia parroquial de Vilalonga.