De Guindos minimiza las advertencias del FMI e insiste en el crecimiento

A. B. MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

JULIEN WARNAND | EFE

El FMI dibuja un horizonte en declive muy alejado de las previsiones actuales del Ejecutivo

15 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) pide más reformas (desde cambios en el IVA hasta copagos en sanidad y educación, pasando por la enésima exigencia de abaratar el despido) y advierte de que sin ellas el cohete del crecimiento español irá perdiendo fuerza progresiva y rápidamente. De hecho, en el informe publicado el viernes dibuja ese horizonte en declive y sitúa en el 1,8 % el crecimiento del PIB nacional en el 2020, muy alejado de las previsiones actuales del Ejecutivo.

En cualquier caso, el organismo que dirige Christine Lagarde no tiene especial buen tino en sus pronósticos de crecimiento, ya que suele quedarse lejos y acabar fluctuando en las revisiones periódicas del ejercicio, para acabar certificando el comportamiento real de la economía. El instituto Esade ha creado un instrumento, denominado «diana», que mide el nivel de acierto de los organismos en sus estimaciones, y el FMI no se caracteriza por su precisión. Solo la OCDE ha tenido peor ojo en los últimos años.

Quizá por ello, el ministro de Economía, Luis de Guindos, valoraba ayer el pronóstico del organismo internacional poniendo el foco sobre la palmada en la espalda que supone reconocer el crecimiento actual de España -recordó que en el segundo trimestre supuso más del triple de la eurozona-, minimizando el alcance de los esfuerzos adicionales que el FMI pide para elevar el crecimiento potencial. Sin embargo, admitió que España «sigue teniendo elementos de vulnerabilidad» y que «todavía queda mucho por hacer».

Desde Bruselas, antes de su entrada al Eurogrupo, Guindos señaló, en referencia al peso de las pymes en el tejido empresarial español -una de las recomendaciones del FMI- que es «una asignatura estructural pendiente», pero que para abordarlo serán necesarias «legislaturas».

Los sindicatos, por su parte, criticaron la prescripción de nuevos copagos en sanidad y educación, acusando al FMI de no ver la realidad: que han perjudicado a los más vulnerables.