Galicia se engancha al gran despegue industrial de los aviones no tripulados

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Un base tecnológica en Lugo y diez firmas impulsan un sector que moverá 15.000 millones al año en Europa en el 2050

09 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Más allá de su uso para el espionaje militar, los aviones no tripulados, también llamados drones o RPAS (por sus siglas en inglés, remotely piloted aircraft systems) tienen un potencial de mercado para uso civil que explica el bum que está viviendo esta industria en todo el mundo. También en Galicia, en donde una decena de empresas, la mayoría de muy reciente creación, están comenzado a constituir un microsector especializado en diseño, ingeniería y construcción de drones, pero también en la operación de estos aparatos.

El creciente número de altas en este nicho de negocio en la comunidad y en el resto de España, en donde ya hay más de 200 compañías, se explica porque desde el pasado 5 de julio el sector cuenta con un marco regulador provisional con el que el Gobierno ha sentados las normas para el uso civil de aeronaves no tripuladas de menos de 150 kilos -las de más peso están sujetas a la legislación comunitaria-.

Pero en el caso de Galicia, además de la nueva normativa, el crecimiento exponencial de este negocio se explica también por la apuesta que el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), organismo dependiente del Ministerio de Defensa, ha hecho por la comunidad, al fijar en Lugo la base del Centro de Investigación Aerotransportada de Rozas (CIAR). «Funcionará como un polo tecnológico y de creación de riqueza, porque va a potenciar el asentamiento de empresas en su entorno», afirma Rafael González Armengol, responsable de plataformas aéreas de investigación del INTA.

Facturación en aumento

Aunque en el CIAR no se marcan un techo, por el potencial de clientes, tanto españoles como extranjeros, y la ubicación estratégica del centro, la estimación de la cifra de negocio, con las instalaciones ya plenamente operativas, supera el millón de euros al año. «Apostamos por el cliente grande, como Airbus, pero también por el pequeño, como Usol o Everis, con quienes estamos en negociación para el uso de las instalaciones. Estamos obligados a fomentar que las pymes entren en el sector», afirma González Armengol.

Adiós al proyecto Centauro

Aunque no todo son buenas noticias. El responsable del INTA confirma que el proyecto Centauro, una aeronave no tripulada híbrida (capaz de transformarse en avión o helicóptero en pleno vuelo), desarrollada por la empresa de ingeniería viguesa Tekplus y financiada con 12 millones de euros, ha quedado paralizado por falta de presupuesto.

Entre las empresas gallegas asentadas en el sector de los aviones no tripulados destacan AeromediaUAV, con sede en A Coruña y un modelo de negocio basado en la fabricación y prestación de servicios aéreos con aeronaves no tripuladas; o CartoUAV, también radicada en A Coruña, especializada en la distribución de primeras marcas del sector, fabricación de accesorios, customización y metrología industrial.

Bruselas prevé que en una década la fabricación de drones civiles acapare el 10 % de la facturación del sector aeronáutico, lo que supone un volumen de negocio de unos 15.000 millones de euros anuales, y la creación de 250.000 empleos para el 2050.

La Comisión Europea, que está trabajando para integrar los drones en el espacio aéreo comunitario en el 2016, reconoce la «dificultad en predecir el potencial» del sector, aunque recuerda que en Francia, que reguló el uso comercial en el 2012, el número de operadores pasó de 86 a 400 en poco más de un año.