Ángel Ron comprará esta semana la red del Citi

ECONOMÍA

Con la compra, el Popular integrará 45 oficinas y 980 trabajadores.
Con la compra, el Popular integrará 45 oficinas y 980 trabajadores. Benito Ordóñez< / span>

Con la compra, el Popular integrará 45 oficinas y 980 trabajadores

22 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La tranquilidad todavía no ha llegado a las entidades financieras españolas. Sus directivos siguen moviéndose a la caza de gangas (un euro por un banco), aunque es cierto que el grueso de la reestructuración ya está realizada. Prueba de ello es que este mismo viernes Banesco recibió el visto bueno de las autoridades de Bruselas a la compra de NCG, incluyendo las modificaciones propuestas en su plan de negocio.

No obstante, esta operación estaba descontada y hoy los flecos que quedan pendientes para cerrar el mapa financiero español se relacionan con el futuro de las cajas rurales (se habla de una potencial fusión) y la venta de Catalunya Caixa.

Sin embargo, hay movimientos sísmicos que aún no se dejan notar y que vienen provocados por los test de estrés a los que se someterán dentro de pocos meses las instituciones financieras europeas. Les preocupan hasta tal punto que José María Roldán, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB) y anteriormente responsable de regulación del Banco de España, aseguró que «este complejo ejercicio puede estar detrayendo atención y recursos de las entidades de las áreas de negocio, distrayendo a los gestores respecto a su principal cometido: la captación de depósitos y la concesión de créditos».

En este contexto se constata que los grandes bancos españoles sí se están moviendo. ¿Para dónde? Ese quizá sea el quid de la cuestión. A prácticamente todos ellos les sigue interesando crecer, incrementar su tamaño tanto en España como fuera de las fronteras. Quieren ser más grandes y más fuertes. Todavía perciben como amenaza -de una manera muy sutil, eso sí- que haya otra oleada de movimientos corporativos, en los que el tamaño sí que importa. Se calcula que para la consolidación de las entidades quedan entre seis y siete años.

Dicen que cuando un sector nace surgen a su abrigo cientos de empresas, que poco a poco se van uniendo o desapareciendo. Después suelen venir las fusiones o ventas en el ámbito nacional y, años más tarde, en el internacional. En definitiva: o comes o te comen. Un ejemplo de ello es lo ocurrido en el sector eléctrico español, con pocas y grandes compañías -algunas de ellas de capital extranjero- que son fruto de otras más pequeñas nacidas en provincias, lejos de donde ahora tienen su razón social.

En este contexto, el grupo Banco Popular también se mueve. Si hace una semana hizo gala de su capacidad de convocatoria con el foro de encuentros entre empresarios mexicanos y españoles (la entidad de Ángel Ron tiene en su capital a un grupo de inversores mexicanos liderados la familia Del Valle, y a estos a su vez tienen de socio al Popular en el banco BX+), en esta semana cerrará -si nada se tuerce- la operación de compra de la banca privada de Citi, integrada por unas 45 oficinas y en torno a 980 trabajadores. También adquirirá el negocio de tarjetas de crédito (1,1 millones de unidades), que se sumará al suyo para posteriormente vender un 50 % a inversores extranjeros, una operación que generaría plusvalías y, por tanto, no consumiría capital.

Ron intenta, sin duda, aprovechar las oportunidades que dejan las entidades extranjeras que optan por abandonar España, un país que, según el servicio de estudios de su banco, recuperará el tirón del consumo.