Arcillas y resinas actuarían como aislantes de las células nocivas
12 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.La producción mejillonera gallega tiene un lastre que cada vez se hace más pesado: las toxinas. Este fenómeno natural menguó el año pasado, como nunca, el negocio que se genera alrededor de la miticultura. Y llueve sobre mojado, de modo que urge buscar alguna solución que mitigue los efectos perniciosos de las mareas rojas. La Consellería de Economía e Industria presentó ayer un proyecto de innovación que, según sus promotores, podría dar la campanada. El mar es, a día de hoy, el único agente capaz de eliminar la toxina del mejillón que crece en las bateas. El reto se ha puesto ahora en eliminarla dentro de un circuito cerrado, en depuradora, mediante la aplicación al agua de arcillas y resinas con propiedades para adherir las moléculas nocivas. «Nuestro futuro está ligado a luchar contra las toxinas. Hay que buscar una solución en tierra», según explicaba ayer el gerente de la depuradora con sede en Cambados La Sirena, Gonzalo Molpeceres.
Las pruebas hechas en tubo de ensayo son prometedoras, al constatarse la capacidad de estas arcillas de aislar los elementos tóxicos. Pero esto es solo un primer paso. Hay que conseguir extrapolar el proceso a grandes cantidades de agua y hay que encontrarle alguna aplicación rentable a los residuos resultantes de esta operación. De otro modo, los costes de producción serían elevadísimos y, por tanto, inasumibles para el mercado. Las estimaciones iniciales apuntan a que estas arcillas y resinas, convenientemente desinfectadas y tratadas mediante nanotecnología y aplicación de altas presiones, podrían tener usos termales y en la industria cerámica. De hecho, en este proyecto participan empresas ligadas a ambos sectores: se trata de Peloides Termales y Caolines de Vimianzo eCientisol que, junto con la depuradora La Sirena, de Cambados, y la Universidade de Santiago conforman el consorcio que está desarrollando el proyecto Mytigal. Esta iniciativa se enmarca dentro del plan Conecta-Peme 2013 de la Consellería de Economía e Industria, que cuenta con un presupuesto de 714.000 euros, de los cuales el 60 % corresponden a ayudas autonómicas. La previsión es ver los primeros resultados a partir del año 2016.
Según explican desde la consellería, es la primera vez que se desarrolla un experimento de este tipo a nivel mundial e inciden en la importancia de fomentar proyectos de I+D+i con planes de cooperación público-privados. Para presentar el Mytigal se trasladaron ayer a Cambados el delegado de la Xunta en Pontevedra y el jefe territorial de Economía, Cores Tourís e Ignacio Rial, respectivamente.