Un gran salto desde la otra orilla

Rubén Santamarta Vicente
Rubén Santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

NCG Tira

Banesco, fundado en Caracas por Juan Carlos Escotet hace 21 años, triplicará su tamaño con NCG, una operación que le permite diversificar riesgos y por la que ha apostado fuerte

19 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

En Venezuela, como en todo el Caribe, la Navidad se vive con una especial intensidad. También en sus oficinas, donde no extrañan competiciones entre empleados para ver quién decora mejor cada planta. Sucede también en Ciudad Banesco, en Caracas, una mole de siete plantas en la que trabajan 4.000 personas, muy pendientes estos días de esa decoración festiva. Pero, sobre todo, de lo que sucede al otro lado del Atlántico. «Lo de Galicia es muy muy importante para nosotros, todo está enfocado ahí, ese es nuestro plan A». La frase es de un alto ejecutivo del grupo, y se repite, más o menos igual, en Panamá o República Dominicana, donde Banesco tiene sus otras plazas fuertes (también está en Miami, Colombia y Brasil).

La compra de NCG es un reto fabuloso, impensable hace unos meses, en el que están involucrados cientos de ejecutivos y que le ha costado a Banesco bastantes millones de euros. Quizá poca cosa para una entidad que presume de que cerrará el ejercicio con unas ganancias en el entorno de los 2.000 millones de dólares (1.500, en euros), lo que le colocaría entre los tres mayores bancos de España por ganancias; Novagalicia, por ejemplo, ganará unos 100 este ejercicio. Es un gigante en rentabilidad, atendiendo a sus datos. Pero al que le falta tamaño. Ese es el primer punto por el que le interesaba NCG al conglomerado que preside el magnate Juan Carlos Escotet (máximo accionista, con el 80 % de la entidad).

Con la compra de Novagalicia, el grupo latinoamericano triplica su tamaño: pasa de gestionar unos activos de 26.700 millones de euros, a 83.300. El mayor salto en sus 21 años de existencia. Y se convertirá en el gigante financiero del noroeste, con más de 500 sucursales entre Galicia, Asturias y León.

Tensión con Chávez

El tamaño es importante, claro. Pero no es el único motivo de esta operación. Hay otro asunto estratégico: diversificar el negocio de Banesco, hoy muy dependiente (más del 70 %) de lo que le genera el mercado venezolano. Y siendo este un país con una gran inseguridad jurídica, con precedentes de nacionalizaciones de urgencia (se lo pueden preguntar al Banco Santander), no extraña que la cúpula de Banesco viera en Galicia un escape estupendo. Es público que Escotet tuvo severos choques con el chavismo (el propio Hugo Chávez lo citaba en sus célebres Aló presidente). Por ello ya intentó en el año 2006 comprar una entidad española, aunque, según se explica en el entorno del presidente, el precio lo frustró. Finalmente, en diciembre del 2012, hace justo un año, volvieron a la carga y compraron el Etcheverría. Ahora tienen alrededor del 80 % del banco más antiguo de España.

De aquella intentona en el 2006 quedó algo más que una decepción: la creación de un holding con sede en España (es una pequeña oficina en Madrid) que sirve de cortafuegos ante cualquier contingencia. Es decir, Maduro podría intervenir Banesco en Venezuela, pero solo afectaría a una unidad de negocio. Sería un roto importante, sí, pero no acabaría con el grupo; sus filiales en la República Dominicana, Estados Unidos o Panamá funcionan con su propia ficha bancaria en ese país. Son células independientes.

Banesco se había autodescartado, en dos ocasiones, de la operación por Novagalicia. Cuando adquirió el Etcheverría, en su primera entrevista a un medio español, Escotet aseguró que no tenían tamaño para ello. Cuando seis meses después adquirieron 66 sucursales de Novagalicia en León, Asturias, Madrid y otros puntos, el argumento fue el mismo: ni tamaño ni capacidad. Pero dicen en Caracas que la apertura oficial de venta de NCG les hizo repensar su situación. Otras fuentes señalan a la Xunta como principal instigadora del cambio. ¿Por qué? Porque contaba a su favor con ser un banco como tal, no un fondo de inversión, y porque evitaría una sangría en empleo. Además, la vía venezolana, como la dieron en llamar en algunos ámbitos económicos, no comprometería la sede social del banco en Galicia. Básicamente, porque ya está aquí.

Hay en los números de Banesco una cierta contradicción. Su activo (26.700 millones) y sus depósitos (23.300) son propios de un banco medio-pequeño en España. Pero otros guarismos revelan mejor la proporción de este grupo: tiene más de 700 oficinas (más que NCG), 17.000 empleados (como Sabadell o Popular) y más de siete millones de clientes en un lugar, el Caribe, poco bancarizado.

Sin muchos riesgos

La cultura financiera de Banesco, cuentan sus directivos, es la de arriesgar poco y jugar a cartas tradicionales. Dicen que el modelo que más les gusta en España es el del Sabadell, por aquello de crecer poco a poco, a través de varias compras (llevan una decena en apenas veinte años). Aunque el perfil de Escotet, su fundador, recuerda más al de otro banco, el BBVA: su presidente, Francisco González, empezó montando una casa de valores, como el directivo venezolano.

Aunque, siendo estrictos, Escotet es madrileño, como el equipo de sus amores. Nació allí de casualidad, tras un viaje desde Caracas de su madre, embarazadísima. Marido de una amante del arte, padre de tres hijos, y abuelo a sus 54 años, el directivo se conoce bastante bien la geografía de Galicia, básicamente porque lleva meses paseando por la comunidad, inaugurando oficinas, por ejemplo. La última, en Ortigueira, hace un mes, junto a Pedro López, su directivo de confianza en España, nacido en esa localidad coruñesa, pero criado (como él) al otro lado del Atlántico. Algo muy frecuente en Banesco.