La flota espadera tendrá que haber parado 90 días entre el 2011 y el 2013
26 jun 2012 . Actualizado a las 07:00 h.El Ministerio de Agricultura ha revisado los números de su plan de gestión para el palangre de superficie que opera en los océanos Atlántico, Índico y Pacifico y ha corregido el tonelaje y la potencia que debe perder este segmento de flota en el camino de aquí al 2014, fecha en la que vence esa hoja de ruta. Tiene que reducir más GT (toneladas de arqueo) de las previstas inicialmente, pero bajar menos en potencia. En definitiva: el censo adelgazará en unas once embarcaciones. Y, previsiblemente, todas con base en Galicia, donde está radicada la práctica totalidad de los palangreros de superficie. Según la Plataforma Tecnolóxica da Pesca, son 137. Si se suman los de capital gallego y bandera extranjera superan los dos centenares.
La reducción del 8 % de la capacidad de la flota del 2011 al 2014 (4.223 GT y 5.826 kilovatios de potencia) es solo una de las exigencias de un plan de gestión que, además, recoge una parada obligatoria de 90 días en esos tres años para todas las embarcaciones de esta modalidad, independientemente de si operan en el Atlántico, en el Índico o en el Pacífico.
Esos imperativos solo afectan a la flota con bandera española. Y esa es una de las quejas del sector, «que cualquier plan de gestión, para que tenga efecto, debe ser más global y afectar también a la demás flota comunitaria e, incluso, internacional», señala Conchi Ortega, gerente de Espaderos Guardeses, que se lamenta de que en ese aspecto España siempre sea pionera.
Objetivos factibles
Ahora bien, desde el sector apuntan que los objetivos de reducción de flota pueden alcanzarse sin problemas, aunque han quedado ya varios palangreros de superficie fuera de los seleccionados para recibir ayudas al desguace debido a que se da prioridad a otras flotas con mayores dificultades.
Pero que tenga menores contrariedades no quiere decir que esté exenta de problemas. Al contrario, se ve en los albores de una nueva crisis de precios, con el grifo del crédito cerrado, el combustible en escalada, y sufriendo los daños colaterales de los avatares de otras flotas.
La caída de precios empezó con el año y, hasta ahora, no ha remontado. Según Conchi Ortega, el precio del pez espada en origen está dos euros por debajo de lo que costaba el año pasado: «Tuvo una caída muy brusca después de las Navidades y lleva ya varios meses en los que no ha conseguido remontar». Se vende a entre cuatro y seis euros. Y la crisis no solo afecta a la especie principal, el pez espada, sino también a las acompañantes: «La quenlla, por ejemplo, se está vendiendo a 0,70 euros, cuando habitualmente superaba el euro y pico».
Con la caída de ingresos, por un lado, y el aumento de la cuenta de explotación, por otro, lo cierto es que el palangre de superficie no está en su mejor etapa, por lo que no será difícil encontrar voluntarios para amarrar definitivamente.