El blindaje de Gayoso durante diez años bloquea otra vez las negociaciones

M. Á. Rodríguez / S. Vázquez?R. Santamarta

ECONOMÍA

La entidad viguesa propone que todas las oficinas que se vendan como desinversiones sean de Caixa Galicia

01 may 2010 . Actualizado a las 02:22 h.

A la séptima tampoco fue la vencida. La fusión de las cajas gallegas volvió a golpearse ayer de bruces con el mismo muro que impide cerrar el acuerdo desde hace una semana. Con los números cerrados y la discusión abierta sobre las sedes o los órganos de gobierno, Caixanova exigió por enésima vez el blindaje de su actual presidente, Julio Fernández Gayoso. A sus 78 años, este ejecutivo exige presidir la nueva caja, mantenerse al frente por un período de transición de cinco años (inédito en el sistema financiero español) que comenzaría a contar después de cerrar el protocolo de la fusión, y que la Xunta cambie la ley para blindar esta posición y permitir incluso su renovación por otro mandato, lo que le supondría quedarse cuatro años más, es decir, con 88 años cumplidos. Un decenio más. La propuesta es «inasumible» para la Xunta y para Caixa Galicia. Tras hora y media de diálogo sin avanzar un centímetro, las cajas optaron por levantarse para sentarse de nuevo la próxima semana, sin fecha concreta. Fuentes de la Xunta admitían tras la reunión que la postura de Caixanova está provocando un cierto cansancio. El presidente gallego, de viaje en México, pretende romperlo de un plumazo y ha dado orden de pasar a la acción. El Banco de España había pedido que ayer se le comunicara el resultado de las últimas reuniones y el Ejecutivo autonómico le ha pedido que se siente con la propia Xunta y las dos cajas para despejar de una vez el horizonte de lo posible y lo imposible. La cita será previsiblemente el miércoles en Santiago, en la sede presidencial de Monte Pío, y no se descarta que a ella acudan el director general de Caixa Galicia, José Luis Méndez, y el presidente de Caixanova, Julio Fernández Gayoso. Esta reunión, que se antoja clave, tendrá posiblemente como protagonista al director de supervisión del Banco de España, Jerónimo Martínez Tello, que ya instó personalmente a las cajas a dialogar hace una semana, tras advertirle que la unión era «viable y solvente». Será la segunda vez que el organismo regulador se desplace a una comunidad para «resolver» una fusión enquistada por el reparto de poder. Lo hizo en la alianza entre Caja España y Caja Duero, con una reunión en el Parador de Tordesillas, de donde los presidentes de ambas entidades salieron aceptando un reparto al 50%. La comisión negociadora de Caixanova, que ayer cambió a Óscar Rodríguez Estrada por Juan Díaz Arnau, había propuesto el jueves que las 235 oficinas de fuera de Galicia que se tendrían que vender, con su negocio incluido, como parte de los 12.000 millones de desinversión prevista, sean todas de Caixa Galicia. Esta exigencia supondría que esta financiera tendría que asumir todo el coste social de la alianza, algo que se interpreta como una maniobra para romper definitivamente.