Galicia necesita al menos una caja solvente, sólida y gallega. Si para eso hace falta que vengan los geos o el apóstol Santiago pues, que no se hable más, que vengan e intercedan por nosotros. Los directores generales y presidentes de nuestras cajas de ahorros las han situado en puestos de privilegio en el panorama nacional. Ahora la situación es complicada. También lo es el panorama de la economía española, y si alguien «lo veía venir» mejor que no se pase de listo porque, sencillamente, quedaría en evidencia.
En unas pocas horas se va a decidir el futuro financiero de Galicia. Amancio Ortega, Manuel Jove, Rosalía Mera o Manuel Añón son algunas de las grandes fortunas de nuestra tierra que no van a tener problemas para pedir financiación al señor Botín o al señor González. Se pelearán por dársela. No tendrán, seguro, las mismas facilidades las vapuleadas pymes ni las pequeñas y medianas empresas.
Rectificar es de sabios. Sin duda.