La compostelana Feiraco y la lucense Río son las únicas industrias con capital de Galicia Sindicatos y Xunta culpan a Fraga de no haber apoyado a empresarios autonómicos
05 ago 2006 . Actualizado a las 07:00 h.Nueve de cada diez litros de leche que producen las vacas gallegas van a parar a industrias lácteas de capital francés, burgalés, suizo, asturiano o granadino. Solo uno es procesado en empresas de la comunidad. «Somos como una gran lechería sin lecheros» describe un alto cargo de la Xunta. De los 2,3 millones de toneladas de leche que se ordeñan cada año a las vacas que pastan en Galicia (el 34,5% de la producción española), sólo 300.000 toneladas entran en lecheras, queseras o postereras gallegas. En dinero, de los más de 3.000 millones de euros que el producto gallego genera en el mercado, sólo 300 millones se quedan aquí. Lo peor, a juicio de los ganaderos gallegos, es que el capital foráneo ha convertido Galicia «nunha chatarrería do leite», opina Manuel Ferreiro (UGT). En otras palabras, a cambio de 2.000 millones de litros, la industria láctea sólo ha creado en la comunidad factorías de envasado. Las grandes plantas de postres, quesos, batidos o yogures procesan la leche gallega en las zonas de origen de sus marcas. Grupo lácteo La puesta a la venta de Leche Celta, así como de la factoría de Clesa en Caldas de Reis, ha vuelto a reabrir el debate sobre la conveniencia de crear un grupo lácteo gallego de capital autóctono. Los ganaderos, a través de los sindicatos agrarios, y la Consellería de Medio Rural consideran que todavía existen las condiciones para dar vida a este proyecto y todos coinciden en que los anteriores gobiernos de la Xunta fueron responsables de que no viera la luz. Antonio Oca, director xeral de Producción e Industrias Agroalimentarias de la Xunta, considera que durante la etapa del PP se cometieron errores «e houbo unha falla de vontade política para facer realidade o que era necesario para o desenvolvemento do sector gandeiro galego», en alusión a la creación del grupo lácteo. La ocasión perdida Roberto García, de Unións Agrarias, Lidia Senra, del Sindicato Labrego Galego (SLG), y Manuel Ferreiro, de la Federación Agroalimentaria de UGT, destacan también la falta de voluntad como uno de los factores determinantes en el fracaso de proyectos como el que a finales de los noventa plantearon Leyma, Lactaria y Colaga, que aspiraban a convertirse en el germen de la gran industria láctea galaica y que acabaron acuciados y, finalmente, en manos de la andaluza Puleva. De todos modos, los representantes de los productores sostienen que el futuro grupo no debe ver la luz con un cheque en blanco. Todos plantean la constitución de una empresa con capital y sede en Galicia cuya actividad vaya más allá de la producción de leche líquida. Este segmento de negocio compite por precios y obliga a las empresas a negociar a la baja con los ganaderos para poner en el mercado leche a bajo coste. Por el contrario, los profesionales consideran que el grupo lácteo gallego debería ofrecer este producto (que tiene una enorme demanda), pero también quesos, yogures, leches enriquecidas... «Estes son os produtos que lle dan valor engadido a nosa materia prima. Ese é o camiño para ter unha empresa forte, unha marca galega, pero tamén uns gandeiros con maiores recursos, traballando para una empresa que lles permite obter unha maior rendabilidade», explica Roberto García. ¿Es, por tanto, una oportunidad perdida la posible venta de Leche Celta a firmas portuguesas o a fondos de inversión extranjeros? Las fuentes consultadas entienden que no. Oca va incluso más allá al admitir que Galicia cuenta con bases sólidas para poner en marcha un proyecto frustrado hasta la fecha: productores, materia prima, imagen de calidad, cooperativas que se están profesionalizando, empresas... Apoyar el proyecto El responsable de la Consellería de Medio Rural admite que el pacto de gobierno entre el PSdG y el BNG ya establecía entre sus prioridades la creación de este grupo lácteo y que en esa medida este es uno de sus objetivos. De todos modos, entiende que no debe ser la Administración gallega la que pilote directamente esta iniciativa, sino que su papel debe ser el de apoyar al máximo su creación.