La pandemia polarizó la gestión de los gobiernos locales este mandato

Javier Benito
javier benito LALÍN, A ESTRADA / LA VOZ

RODEIRO

miguel souto

Rodeiro y Dozón cambiaron de regidor en estos dos años y hubo marcha de concejales

13 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En el ecuador del mandato municipal en Deza y Tabeirós-Terra de Montes tres cuestiones copan el principal protagonismo. En primer lugar, estos dos años han estado marcados sin ninguna duda por la pandemia del coronavirus, también en la gestión de los concellos. Cuando todavía estaban asentándose los cimientos del proyecto, con las primeras gestiones en los ayuntamientos con cambio de color político y direccionando acciones ya encaminadas en el resto, a los pocos meses de estrenarse el período 2019-2023 saltaba por los aires cualquier programación. Tocaba lidiar con el covid-19, adoptar medidas para combatir su propagación y más tarde para apoyar a los sectores más damnificados por la crisis económica derivada de la sanitaria, en especial el comercio, la hostelería y la restauración. Una línea de trabajo aún en marcha en muchos municipios mientras parece evidenciarse la mejoría derivada del incremento de personas vacunadas en cuanto a los casos activos.

En segundo lugar, se ha constatado un inusual cambio de alcaldes. Y ocurría en el segundo año de mandato, tras un primero más tranquilo en cuanto a los movimientos en los asientos de concejales en los nueve municipios de las comarcas. Dozón y Rodeiro cuentan con nuevos regidores. En el primer caso tomaba el relevo Adolfo Campos Vázquez tras la renuncia de su padre, Adolfo Campos Panadeiros, después de 33 años en el cargo. Ocurría en julio del pasado año, con una sentencia judicial poco después en contra. Hace pocas semanas fallecía el veterano político dezano. Mientras, en Rodeiro el cambio del bastón de mando venía derivado de un ascenso de Luis López. Cortejado por la Xunta, ejerce como delegado territorial autonómico en Pontevedra. Su puesto lo ostenta ahora Rubén Quintá, que tomaba posesión a comienzos de marzo.

Si miramos atrás en pocas ocasiones en apenas dos años cambiaban igual número de regidores. La renuncia de Campos Panadeiros a la alcaldía de Dozón motivó que la entrada en la corporación de Diego Fraga como nuevo concejal del PP. Mientras, la marcha de López en Rodeiro posibilitó que tomase posesión como edila María Dolores Simón.

Pero se produjo otro movimiento significativo en los últimos meses y antes de cumplirse el ecuador del mandato. El pasado mayo presentaba su dimisión el edil socialista de Silleda, Klaus Brey, que dejaba el gobierno local por motivos familiares y la imposibilidad compaginar su vida laboral con la política. Todavía está pendiente que la exalcaldesa, Paula Fernández, tome posesión de su acta como concejala en sustitución de Brey, que en especial en el anterior período de gobierno estuvo cuestionado por asuntos como una licencia para una granja o su participación como administrador solidario en una sociedad limitada, constituida en mayo del 2018, vinculada al sector de la construcción y en la que también ocupaba ese puesto un empresario, a cuya firma le habían sido adjudicados contratos desde el Concello.

Para los amantes de las curiosidades, el tres se ha convertido en protagonista de la política local. Pero antes y siguiendo el orden cronológico, fueron cuatro quienes optaron por no tomar posesión de su acta tras ser elegidos por los votantes en mayo del 2019: Ramiro Varela y José Luis Costa, que debían entrar en la corporación de Agolada por el PP, además de María del Carmen Carballo, que renunció en este mismo partido pero en Silleda y Xosé Magariños por el BNG de A Estrada. Mientras, tres ediles renunciaron en el primer año de mandato como los tres ya citados del segundo: Adolfo Campos Panadeiros, Luis López y Klaus Brey. En concreto previamente se marcharon antes de tiempo María Paz Gil, del Partido Anticorrupción y Justicia (PAyJ) de Agolada, dimitiendo del grupo de gobierno por motivos personales; Caty Somoza, teniente de alcalde del Partido Popular de Rodeiro; y María Jesús Sánchez, del PSOE de Lalín.

El frustrado y pactado trasvase de la alcaldía de Vila de Cruces

Hablábamos de tres cuestiones protagonistas en los dos primeros años del mandato. Ya dimos detalles de la gestión municipal polarizada por la pandemia y de los inusuales dos cambios de alcalde en tan poco tiempo. Y en tercer lugar está Vila de Cruces, uno de los dos concellos de las comarcas donde, tras los comicios del 2019, no hubo mayoría absoluta de un partido. El PP quedó desbancado de la alcaldía a pesar de ser la fuerza más votada al apoyar el BNG y el PSOE la investidura del candidato de Xuntos polo noso Concello, no sin tensiones y tiras y aflojas. En concreto entre la formación nacionalista y los independientes, mientras la única concejala socialista entraba sin grandes fricciones en el gobierno. De él quedó fuera el BNG esperando que se cumpliera el pacto no escrito con Xuntos para repartirse el mandato y acceder a la alcaldía.

El trasvase se frustró el pasado mayo, aunque meses antes Xuntos ya se había quedado solo en el gobierno con la marcha de la concejala del PSOE. La formación independiente declinó cumplir el acuerdo y por ahora las llamadas a recapacitar desde el BNG encontraron oídos sordos, aunque una moción de censura parece improbable a día de hoy.

Fricciones en Forcarei

En Forcarei está el otro gobierno en minoría, del PSOE, tras desbancar a la fuerza más votada, el PP, con el apoyo de investidura que no de gobierno del BNG-Foro Forcarei. En estos dos primeros años de mandato se constata un claro enfrentamiento entre socialistas y populares con cualquier excusa, mientras el único edil nacionalista navega en función de los proyectos o cuestiones a aprobar, con alguna fricción atenuada últimamente.