El Cinto Verde de Lalín gana espacio y paseantes

Javier Benito
javier benito LALÍN / LA VOZ

LALÍN

miguel souto

Las pintadas ya afean bancos de piedra y madera tras los daños causados por los quads

06 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En el Monte da Pena luce ya un nuevo mirador, un lugar para el esparcimiento donde antaño rugían las motos en las pruebas de enduro. Un área de recreo a la vera de la Ronda Este de Lalín que aprovecha terrenos municipales en desuso para continuar en ese proyecto de Cinto Verde gestado al calor de la estrategia Edusi con fondos europeos. Un plan que comenzó a gestarse en el 2018, con alguna fase ya ejecutada, otras en marcha y alguna pendiente de adjudicar y acometer.

Un camino de zahorra nos adentra, tras superar los árboles recién plantados próximos a la carretera, en ese entorno verde en el extrarradio lalinense. Bancos de granito, madera y metal jalonan el recorrido en una doble dirección, hacia el entronque con la ruta de senderismo de Ponte dos Cabalos -rehabilitar el molino añadiría encanto- y hasta el propio mirador con vistas al lago del Pontiñas y el casco urbano, a través de una escalera con barandilla metálica. Lástima que haya suciedad en forma de botellas de cristal, papeles y envases plásticos en todo el entorno. A pesar del poco tiempo transcurrido desde que finalizó esta actuación muchos bancos ya lucen pintadas. El vandalismo ya se ceba con este patrimonio de todos, sumándose los daños causados hace ya tiempo en otros tramos del Cinto Verde por el paso de quads o motos en zonas prohibidas.

Tanto el acceso a este área recreativa con en otros puntos ya acondicionados del Cinto Verde en pleno paseo de Mouriscade lucen carteles para prohibir el paso de vehículos. En estos momentos la empresa Covsa ultima detalles en el entronque de O Regueiriño, una de las principales actuaciones del proyecto, con reducción del vial a un único carril, zonas verdes y de paso de bicicletas. Restan plantar algunos árboles, rematar un muro de piedra,... en esa entrada al paseo del Pontiñas bajo la N-525. Si continuamos por él podemos acceder o varios tramos ya preparados, en algunos casos no sin cierta polémica, como ocurrió con el paseo de cemento que discurre por la carballeira de O Rodo. Hay quien discrepa con los materiales con los que «invandir» espacios verdes. Pero muchos se muestran encantados de esos nuevos paseos preparados con zahorra, con los muros levantados en los puntos donde se habían venido abajo.

«Hay 106 escaleras», comenta un paseante con su mujer respecto uno de esos caminos púbicos en cuesta en el entorno de la carballeira de A Crespa, por donde discurre esta senda verde que se ha reajustado en cuanto a las dimensiones del proyecto inicial, como otros del Lalín Ssuma debido a la pandemia. Plantaciones de árboles, nuevos bancos o conexiones con rutas de senderismo como la de Pazos. Un entorno idílico para perderse, con otros caminos como de Costa y Muíño. Sosiego y aire puro a dos pasos del casco urbano, un lujo que pocas ciudades o localidades se pueden permitir.

La tarde avanza en el dédalo de bifurcaciones, de lugares de tránsito rodeados de árboles y verde. Una pena mirar el vallado de la carballeira da Crespa, pero cuando algo se gesta mal desde el principio suele volverse en contra. Pero acabemos con buen sabor de boca, con el ruido vivificante de las pequeñas cascadas de agua de ese paseo de ensueño.