Para las residencias de mayores de la zona la seguridad y la protección es lo primero. En algunas, como es el caso de la de As Dores de Lalín, se adelantaron a las medidas dictadas posteriormente a fin de prevenir posibles contagios. Las visitas están prohibidas salvo casos excepcionales y a medida que pasan los días pesa más el confinamiento. Para ayudar a crear lazos de cercanía los centros geriátricos echan mano de la tecnología a través de videollamadas o vídeos.
Fogar Enxebre de Río, en Rodeiro, realizó vídeos individuales a sus residentes que hicieron llegar a sus familiares y estos a su vez recibieron con emoción los de sus familias. Una actividad que contribuye a hacer más llevadero el aislamiento y permite a los familiares constatar el buen estado de salud de los mayores. Iniciativas similares se están haciendo en otros centros de la zona. En Domusvi, en Lalín, están promoviendo las videollamadas para conectar a familias y residentes y ofrecerles un calor humano virtual a la espera de que pueda volver a ser presencial. Lo mismo están haciendo en la residencia de Silleda o en la de As Dores en Lalín, donde se está propiciando esta forma de comunicación, a la que suman la realización de fotografías que se mandan a las familias de cada uno de forma individual y privada por WhatsApp o por correo electrónico y pasan el teléfono a los residentes. En los centros los profesionales apelan a la responsabilidad y a la paciencia para mantener este aislamiento necesario. En As Dores explican que «no entran visitas, pero los teléfonos arden».