En busca de comprador con capital para parte de la historia de Lalín

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

LALÍN

miguel souto

El cine, la Casa Balado, la Casa de Álvaro y un pazo, entre los inmuebles a la venta

13 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Ahora que la crisis parece ser que remite y el horizonte del futuro va pintando mejor, en términos económicos, hay quien vuelve a poner los ojos en las compras inmobiliarias aprovechando unos precios más moderados. En el mercado continúan estando algunos inmuebles singulares que forman parte de la historia colectiva de los lalinenses. Su elevado precio, no apto para todos los bolsillos, junto a la necesidad de una importante inversión para restaurar algunos inmuebles, ha contribuido también de forma notable a ralentizar esas ventas.

Es el caso del cine Balado, rebautizado más tarde como cine Lalín, que aún mantiene su emblema y que lleva años con el cartel de se vende. Propiedad de la Fundación Galicia Obra Social tenía en el 2013 un precio de 505.328 euros. Una cantidad que, apuntaban por aquel entonces desde la Fundación, era inamovible al tratarse del precio exacto de tasación del inmueble.

El tiempo no pasa en balde y, como a todos, al inmueble le van lloviendo los achaques, pese a las continuas obras de mantenimiento que llevan acabo los propietarios con diligencia. Hace apenas unas semanas, aún se pudo ver una grúa situada frente a la fachada y a obreros trabajando para subsanar algunas deficiencias, la mayoría de esas labores para acabar con filtraciones de agua que se van produciendo en el viejo tejado.

El edificio fue adquirido en el 2008 por Caixa Galicia para habilitarlo como centro social y cultural junto con la contigua Casa Balado. La crisis acabaría paralizando el proceso y la posterior fusión de las cajas hizo que el cine acabara como patrimonio de la fundación. A su lado, la Casa Balado, cuya cornisa fue estación obligatoria para todo viajero que salía o paraba en Lalín, sigue también desde hace años esperando un comprador que insufle nueva vida a este edificio con muchas historias que contar.

Pese a las voces y al clamor social que demandaban una compra por parte de la Administración local y un uso social para el inmueble, de momento no se produjo ningún proyecto ni público ni privado que salve del olvido alguno de estos dos inmuebles, cada vez más aquejados por los achaques de la edad. En el 2015, el cine continuaba también sin protección en el Plan Xeral que garantice la conservación de este edificio racionalista de dos plantas diseño del arquitecto Emilio Quiroga Losada.

De momento el único acuerdo del Concello con los propietarios es el que permite el uso de la fachada, convertida en mural promocional de Lalín y que, al menos, salvaguarda la entrada.

Desde hace años también, en las páginas web inmobiliarias se puede encontrar a la venta un pazo en la parroquia de Santiso, habitada ya en el siglo VII, de planta cuadrada dispuesta alrededor de un patio central con un porticado único. El inmueble, necesitado de una reforma completa, guarda el espíritu de antaño y cuenta con una finca de 15.000 metros cuadrados en parte arbolada con nogales y castaños, entre otras especies. Llegó a intentar venderse por 698.000 euros y el último precio de venta recogido, después de algunas rebajas, lo deja en 493.000 euros.

La incorporación más reciente es la de una joya del modernismo

Dentro de estos inmuebles ala venta, el último en incorporarse al mercado fue la denominada Casa de Álvaro. Una joya modernista, cuya céntrica ubicación, al pie del Kilómetro Cero, la convirtió en una de las imágenes representativas de la villa. Construida en 1913, su belleza de delicada factura no pasa desapercibida para cualquiera que pase por el corazón de Lalín. Su cuidado interior señorial mantiene numerosos elementos nobles y singulares. Tanto la vivienda como el bajo están en venta o alquiler.

Antes de poner la casa a la venta, los propietarios ofrecieron al Concello la posibilidad de adquirirla, incluso con condiciones especiales, y aplazada hasta un máximo de 25 ó 30 años. Eran propuestas abiertas, pero la posibilidad no cuajó en aquel momento y los responsables municipales apuntaron que esa opción de compra no era una prioridad.