Un perro sin bozal ni correa hiere a una pareja y a su can en A Estrada

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

Cedida

Los vecinos exigen medidas ante el tercer incidente con el mismo animal

22 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Una pareja de A Estrada y su perro pinscher miniatura fueron víctimas este lunes por la tarde del ataque de un perro de gran tamaño en la Avenida de Santiago. Sucedió sobre las 20.15 horas, cuando la pareja y su perro se dirigían a las instalaciones del colegio de Figueiroa para recoger a su hijo, que estaba en una actividad extraescolar. Según explica la mujer agredida, a la altura del parque infantil de la Avenida de Santiago su perro empezó a erizarse, seguramente al oler al otro animal, que se encontraba en una finca contigua al parque, sin correa y sin bozal. «Mi perro me saltó al regazo y el otro vino corriendo y se abalanzó sobre mí para intentar morderle las piernas, mientras yo lo sujetaba todo lo alto que podía para que no lo alcanzase. En ese momento el perro me mordió a mí en un par de dedos», cuenta la víctima.

Patas en el pecho

Su reacción inmediata fue apartar el mini pinscher y pasárselo a su marido. «Él mide 1,85, así que pensé que no lo alcanzaría. En esa maniobra para pasárselo a mi marido perdí el equilibrio y me caí contra la valla del parque. El perro que nos atacaba consiguió de todas formas morder al nuestro por la parte trasera y enganchó también la mano derecha de mi marido. Se echó sobre él, poniéndole las patas en el pecho y lo tiró al suelo», cuenta.

«Entonces empezó a llegar gente y a intentar tirar del perro y a darle patadas mientras yo les pedía que no lo hiciesen, porque tenía en la boca la mano de mi marido y el culo de nuestro perro y, al tirar por él, los arrastraba. Afortunadamente, un policía local, tapándole la nariz al perro, consiguió que abriese la boca y luego lo apartó. Con el perro estaba una chica que no intervino más que para ir a avisar al dueño, pero cuando él llegó ya estaba todo solucionado. Mi marido estuvo unos diez minutos tirado en el suelo forcejeando», comenta. «Dentro de lo que cabe, nos podemos considerar afortunados. Mi marido daba por seguro que iba a perder el dedo gordo o la mano entera», cuenta la mujer.

Al final, la mujer llevó seis puntos de sutura en la mano izquierda —cuatro en un dedo y dos en otro— y su marido quedó con la mano derecha inhabilitada, por lo que cursó baja médica. «Él tiene en la parte interna de la palma una rasgadura de casi cuatro centímetros y por la parte superior otro rasgado de tres, además de mordeduras en todos los dedos», explica ella.

El mini pinscher se quedó sin un trozo de rabo y tiene «seis o siete grapas por debajo del rabo». «Estamos los tres con antibióticos y con calmantes y a la espera de que se resuelvan las pruebas para saber si tiene la rabia», resume la mujer agredida.

La pareja, como el resto de vecinos, conoce de sobra al perro agresor por sus antecedentes e intenta evitarlo. «Si lo veo cruzo de acera, pero esta vez no me di cuenta», indica.

Otro ataque y un salto por la ventana

El agresor es un perro de raza potencialmente peligrosa que ha protagonizado dos incidentes previos. En marzo del 2022 mordió en la calle al joven que se había quedado a su cuidado y en mayo saltó desde la ventana del piso en el que vive su dueño. Los vecinos dicen que muchas veces pasea sin correa ni bozal y que muestra un comportamiento agresivo. Tras la primera agresión, la Policía Local dio parte a Medio Ambiente y Guardia Civil. El caso llegó al juzgado, pero al final fue archivado. Los vecinos se sienten indefensos y recuerdan que en la zona hay un colegio, una guardería y un parque infantil.