A Estrada, el sueño americano

| ROCÍO GARCÍA |

A ESTRADA

SIN SODA

10 ago 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

HUBO una época en la que en A Estrada no había pan que llevarse a la boca. La huerta familiar era la única despensa y el tocino en el caldo una rara alegría para el cuerpo. Los empleos por cuenta ajena escaseaban y los que estaban bien pagados los disfrutaban los de siempre. Sobrevivir era la única meta para los jornaleros que cavaban el monte o las costureras que remendaban chaquetas. Pero hubo quien no se conformó con eso. Hubo quien supo levantar la vista y buscar al otro lado del Atlántico lo que no podía encontrar en su era. Con la maleta llena de esperanza se lanzaron a conquistar su sueño. Trabajar era todo lo que querían. América los recibió con los brazos abiertos. Muchos hicieron fortuna. Algunos ya no volvieron. Pero ahora la tortilla está dando la vuelta. Los emigrados vuelven la vista a sus raíces. Ahora A Estrada es la tierra de oportunidades. Quizás haya una segunda para ellos.