La lucha incansable de los vecinos de Portodemouros por el servicio de ferri

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

DEZA

miguel souto

Los vecinos acudirán al Valedor do Pobo, ante un nuevo parón del servicio de la barcaza, para reclamar que se garantice el paso entre las dos orillas

20 nov 2022 . Actualizado a las 19:16 h.

La historia del embalse de Portodemouros se remonta a 1962. Jose Luis Carril Lodeiro explica que «empezou a concesión administrativa e o encoro acabou deixando ás dúas aldeas, Loño do lado de Vila de Cruces, e Beigondo, en Santiso, illadas». El embalse, propiedad de Moncabril en un principio, se empezó a construir en el 64 y se inauguró el 1 de marzo del 68. El pantano y la consiguiente inundación de las tierras provocó las protestas de los vecinos que vieron como desaparecían cubiertos por el agua los pasos existentes. «Os veciños foron a Madrid, a comisaría de augas e ao final a concesión administrativa establecía a restitución de pasos e servidumbres que había antes do encoro e obrigou a Moncabril a presentar proxectos», explica.

La concesión, aprobada por orden ministerial, obliga a la concesionaria a mantener este paso entre las dos orillas los 365 días del año las 24 horas del día. Lo suyo, apuntan los vecinos, era hacer un puente, pero el elevado coste dejó la necesidad de mantener este servicio de comunicación en el de una barcaza que se quedó obsoleta y cada vez da más problemas.

Los vecinos están hartos de que las cada vez más frecuentes averías les dejen sin servicio. En estos momentos el ferri está en Beigondo para ser sometido a una revisión periódica. Un lavado de cara, dicen, que creen que se demora en exceso, recordando que antes era una semana o en el peor de los casos quince días, pero nunca tanto tiempo. Un poco antes la barcaza estuvo sin cruzar cinco días por una avería.

El problema no es solo, dicen, su antigüedad, que es bastante recordando que se puso en funcionamiento allá por el 76 o 77 y ya no era nueva. Tampoco tiene las prestaciones que se necesitan hoy en día. Después de reivindicaciones y luchas se consiguió que se ampliasen las rampas de acceso, que eran de 7 metros a 9, pero, se necesitan más para que puedan acceder determinados tractores. Puede cargar hasta 20 toneladas en la cubierta, pero también resulta insuficiente.

La rampa, explican residentes de Loño, cuando la arreglaron quedó sin terminar y «cando baixa a auga vese que un tramo quedou sen anchear». Se necesitarían al menos 13 metros, creen. Una vecina, Luisa Carreira, cree que «a metade das avarías son porque non teñen sitio para manobras e por varias veces os tractores quedaron medio colgados cara o embalse». Ahora los vehículos son más grandes que hace décadas y lo mismo los tractores y la maquinaria que se utiliza en esta rica zona forestal. Eso conlleva a que ya en varias ocasiones las rampas acabasen doblando.

Los vecinos exigen una embarcación que se adapte a las necesidades de hoy en día, aguante el tonelaje de la maquinaria agrícola y forestal que se usa en la zona y se garantice el servicio las 24 horas y los 365 días del año, tal y como se exige a la concesionaria. El siguiente paso en esa lucha, en la que llevan décadas, será acudir al Valedor do Pobo. Exigen a la Xunta que tome cartas en el asunto y haga cumplir a Naturgy la garantía del paso vinculada a la concesión.

La falta de servicio del ferri complica la vida a los vecinos de las dos orillas. Luisa Carreira explica que «hai rapaces de Santiso que cruzan para vir ao instituto a un ciclo o IES do Camballón de Cruces, traballadores que veñen a Guerra e a empresas da zona a diario». Las relaciones entre ambas orillas hace que se den múltiples casuísticas. Luisa explica que «eu teño o economato do outro lado e sérvenme dous días a semana pero ao parar a barcaza o reduciron polo gasto e si teño o parto dunha vaca non podo agardar tres cuartos de hora a que de a volta e chegue o veterinario». «Loitamos por unha ponte e nos deron unha barca que está moi vella e non vale. Cruzar coa barcaza son cinco minutos e a alternativa é dar unha volta de 30 kilómetros», lamenta.

Carlos Ares Ribadulla vive en Loño, su madre era de Visantoña, en Santiso, «e teño fincas dun lado e do outro», apunta. Explica que «estes días tería que estar abonando e traendo herba para as vacas pero non podo cruzar e por estrada non podo, cun tractor é inviable». Carril Lodeiro se pregunta qué pasaría si en vez de ser la concesión de una barcaza fuera la de un autobús escolar el que se averiase y «lles dixeran no colexio que non ía a ir nun mes mentres non o arranxaran». De igual manera que en ese caso tendría que ir de inmediato otro autobús, entienden que el servicio tiene que estar garantizado y denuncian que no se cuente con más trabajadores para cubrir varios turnos y acortar el tiempo de puesta a punto del ferri, que se temen que no será más que un lavado de cara, pintado y poco más.

La lista de reivindicaciones incluyó desde los accesos a la iluminación. Esta última siguen sin ella en la orilla cruceña aunque los vecinos contaban estos días que «están xa pondo os postes» con lo que entienden que se colocará alguna luz. Que no la haya aún en un sitio donde se produce electricidad les parece increíble. Pidieron vallas de protección que tampoco existían y si que acabaron poniéndolas, cuentan.

Después de tantos años de reivindicaciones la suspensión del servicio un mes colmó el vaso y anuncian «unha revolución», recordando que lo único que piden es algo tan sencillo como que la concesionaria cumpla con lo comprometido y sino «que lla quiten», apostillan.

Décadas de sinsabores que suman muertos, detenidos y encarcelados

Desde el anuncio del proyecto, el embalse tuvo en pie de guerra a los vecinos. Algunos acabaron en la cárcel en los últimos años de la dictadura. José Luis Carril Lodeiro cuenta un juicio en Pontevedra donde «procesaron a seis e condenaron a catro», un encierro en el túnel de la presa, las detenciones arbitrarias y cuando en el 77 «viñeron os antidisturbios». Sobre Portodemouros pesa también «cinco mozos que viñan da festa, cruzaron de noite no 72 e morreron afogados».

En el 2000 se creó una plataforma de afectados que mantiene viva la lucha por los derechos de los vecinos de tener asegurado este paso. Con motivo de la reivindicación de anchear las rampas instaron a Augas de Galicia a que exigiera a Fenosa la ampliación. Hubo reuniones con asistencia de un representante de la Xunta que, recuerda Lodeiro, «era un señor moi educado pero o que non o oímos nunca abrir a boca». Fenosa amplió de motu propio 2 metros, de 7 a 9, la mitad del largo y la otra mitad aún está sin hacer. Las reuniones de alcaldes y sus reivindicaciones tampoco dieron frutos, ni ahora ni antes. «Levamos anos intentando unha entrevista coa consellería», dice. Recabaron apoyo político y el BNG lo llevó al Parlamento en el 2020. Hubo un acuerdo unánime pero «non se soubo nada». Ahora presentarán una pregunta parlamentaria.