«A xente recibiume moi ben e estou satisfeito porque foi un día bo de vendas do cupón»

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN/ LA VOZ

DEZA

Miguel Souto

Brea retomó ayer su trabajo en la capital dezana repartiendo suerte entre los vecinos de la zona

16 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

José Antonio Brea Lorenzo, al igual que otros muchos en la zona, se reincorporó ayer a su puesto como vendedor de la ONCE tras meses de ausencia. Desde su puesto, ubicado al pie del Kilómetro Cero, señala que «a xente recibiume moi ben» y fue «un bo día de vendas». Tras la comida, Brea se mostraba satisfecho de cómo había ido la mañana de trabajo «e aínda queda ver como vai a tarde», decía.

Destaca que «o 90 % son clientes habituais». De esos pocos faltaron a esa primera cita. Brea pudo casi pasar revista y destaca su buen oído para las voces que le sirve para reconocer a la clientela. Con una ausencia tan prolongada, también se incrementaron en la jornada de ayer las consultas de cupones para comprobar si los boletos estaban o no premiados.

Cuenta que el confinamiento lo pasó «perfectamente e moi ben». Explica que «vivo en Santeles, na Estrada, e temos unha finca grande ao lado da casa», lo que le permitió estar al aire libre. «Facía moito que non estaba tanto tempo seguido na casa», afirma. Dentro de sus limitaciones, durante estos meses confinado en su domicilio «axudei no que puden, tendendo a roupa, lavando os cacharros o facendo algunha cousiña na horta, aínda que moito non podo porque a vista non axuda». El confinamiento lo pasó en compañía de su mujer, su hijo y sus suegros. De vuelta a Lalín su jornada de trabajo ayer fue la de un día normal, sin perdonar «tomar un par de augas pola mañá» y el cafecito en el bar después de comer.

A los vecinos los vio bien aunque con los cambios drásticos de distanciamiento y mascarillas de rigor y lo que más le gustó fue encontrarse con una fuente dispensadora de hidrogel «ao lado do porco, xusto fronte a mín». Le parece «unha moi boa idea e un detalle por parte do alcalde».

Desde mediados de marzo y hasta el 6 de abril, dice, «a ONCE fíxose cargo de nos» y desde esa fecha estuvieron en un ERTE. «O 70 % o pagaba o SEPI e o 30 % restante a ONCE», apunta. La empresa les proporcionó guantes, mascarillas, EPIs, botella de hidrogel y una pantalla.

Confía en que de momento la vida se pueda desarrollar con normalidad en la zona y lo que le crea más temor es lo que pase «cando abran as portas aos turistas e os das demáis rexións».