Espacios urbanos a veces olvidados, pero útiles

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

DEZA

Rocío Ramos

Una geografía, en ocasiones oculta, que ofrece conexiones entre calles y refugio

02 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Dice la Real Academia de la Lengua que callejón es «un paso estrecho y largo entre paredes, casas o elevaciones del terreno». Son en los espacios urbanos los grandes olvidados. Muchos de ellos son propiedad privada. En Lalín, como ocurre en muchos otros lugares, a veces nacieron por obligación. Por imposición de la arquitectura y la construcción de edificios, otras porque eran pasos consolidados de acceso a propiedades que se mantuvieron en el tiempo. En la localidad los hay de muchos tipos. Algunos casi desconocidos como el que tiene su acceso al lado del edificio de la Seguridad Social. A un lado crecen las hortensias y algunas otras plantas. Una vez acaba ese tramo recto, el callejón hace un ángulo para abrirse y ocupar otra franja situada detrás de las oficinas de la Seguridad Social. En el suelo impera la basura y las paredes están salpicadas de pintadas.

Su ubicación, que fuera del horario de la oficina, esconde a los que se acercan por allí de miradas ajenas. Una privacidad que en su día, dicen, era muy utilizada por algunos alumnos del antiguo colegio Manuel Rivero que quería echarse un pitillo a escondidas. La cercanía con la rúa B, hace que también en ocasiones y hace años en plena efervescencia de esta práctica, fuera escenario de botellones y de vez en cuando acoge a alguna pareja en busca de un poco de intimidad.

Hay otros como el puente del Paseo Pontiñas situado debajo de alguno de los edificios de la rúa Ponte y sirve de enlace en el trazado urbano que ya fue escenario de algún concierto. Pese a su peculiaridad dibujando un puente con pinta de decadente, el callejón está limpio y es cruzado a diario por muchos deportistas y paseantes. En las paredes se pueden ver algunos mensajes curiosos desde algún amoroso como el corazón que sella la unión de Antía y David a un TKM mi niñita, pasando por otros de corte reivindicativo laboral como el que insta a pagar a una conocida empresa textil lalinense a otras de tipo político como la que reza «fascistas al Gulag».

La cercanía y el hecho de ser un lugar de paso de estudiantes a diario hace también que el amor y mensajes de todo tipo sean la principal decoración del paso que une la rúa Antonia Ferrín, antigua rúa D, con los jardines de la Casa da Xuventude.

Hay otros más vecinales como el que se encuentra entre los bloques de viviendas sociales situados al lado de la rúa Observatorio. Alguna de las viviendas tiene colocado algún tiesto. Un espacio en el que un grupo de artistas locales llegó a fijarse en una ocasión para colocar una instalación reivindicando espacios silenciados como este. Hay callejones que aparecen de pronto como el situado al final de la rúa Luis González Taboada y por el que se accede a alguna casa.

Otros son calles con nombre como la rúa X, de propiedad privada, que une la Luis González con la Praza da Igrexa sumando otra salida a la rúa Principal a través de un edificio. Un espacio goloso por las conexiones que ofrece pero necesitado de arreglos urgentes. O como el que da acceso a los vecinos de varios edificios y que enlaza la rúa Luis González con la rúa da Cacharela.

Todos ellos conforman una geografía que a veces es difícil de ver por el los foráneos e incluso por algunos vecinos.