La Xunta premia a 20 estudiantes por terminar la ESO tras superar situaciones muy difíciles
15 dic 2016 . Actualizado a las 19:08 h.La vida no siempre es fácil para los adolescentes. A los problemas de la edad, algunos tienen que sumar una enfermedad, propia o en la familia, o un problema social. Para ellos terminar la secundaria es una tarea titánica y por eso la Consellería de Educación convoca un premio que este año (por el curso 2015-16) tiene veinte ganadores. Cada uno recibirá 750 euros pero, lo que es más importante, el reconocimiento a su esfuerzo personal. Estas historias son las de algunos de ellos.
Miguel
Se trata de un joven con síndrome de Morquio (una enfermedad que afecta al desarrollo de los huesos) y sabe lo que es luchar desde su primera infancia. Por eso, Miguel no es de los que abandona en nada de lo que emprende. Todas las semanas pierde una mañana en el hospital y constantemente acude a citas médicas. Aún así, terminó la secundaria a curso por año y ahora está en un ciclo de microinformática, pero ya piensa en dar el salto a la universidad. De su experiencia de los últimos años, Miguel reconoce: «Hay veces que no puedo y me pongo con estrés, pienso que no soy capaz». Pero una vez que supera el bache, sigue adelante. Sus profesores, amigos y familia son fundamentales, pero también su fuerza interior: «Soy capaz de cualquier cosa, que nadie me impida intentarlo». A quienes pasan un momento duro, recuerda: «A veces cuesta, pero cuando te pones una meta puedes lograrla».
Santiago
A los 13 años, Santiago fue tutelado por la Administración y apartado de su familia. Era un adolescente conflictivo, que agredió a su profesor y presumía de sus hazañas. Estaba terminando primero de ESO y tenía once asignaturas suspensas. Por eso, cuando fue trasladado al centro de acogida, Santiago sabía que era su última oportunidad. Cambió de colegio, con mucha suerte: «Me ayudaron mucho, no se fijó en mi pasado, y los compañeros se portaron genial», dice con voz todavía infantil. En casa, lejos de los problemas, también encontró apoyo: «Confiaron en mí, hicieron la vista gorda en pequeñas cosas porque vieron que yo tenía potencial y ganas». Reconoce que se esforzó mucho, pero cree que no fue solo eso, que no lo hubiese podido lograr en su situación anterior, con un entorno inestable y en el instituto donde había mostrado una conducta tan agresiva. Hoy está interno en un colegio cursando primero de bachillerato para ir ganando libertad de cara a la universidad. Todavía no sabe qué va a estudiar, posiblemente una ingeniería. Su tutor explica que hay ayudas de la Xunta para estos jóvenes, pero son insuficientes: «Con todo lo que gastamos en cuidarlos, no podemos dejarlos abandonados trece años antes de la edad media a la que se independizan hoy».
Santiago, por su parte, sigue su camino sin desviarse y se siente orgulloso: «Tanto esfuerzo se ve recompensado y cierra algunas bocas». Asegura que «con voluntad se puede todo. No importan las dificultades». ¿Qué le diría a alguien con problemas? «Que se proyecte en el futuro, busque metas y luche por ellas». Y propone un mantra: «Eres capaz, solo que tienes que saber lo que quieres».
Fran
Terminó cuarto de ESO con un 9,2 de media, pero nadie le regaló esa nota. Una enfermedad grave con fallecimiento en su familia más cercana trastocó todos sus planes durante ese curso. Sin embargo, Fran, que aún no sabe si hará Ingeniería Aeroespacial o Aeronáutica, no tiró la toalla: «Tuve el apoyo de los profesores, y en casa respetaron mi espacio de estudio». Para él, «los profesores, la familia y los amigos impidieron que me rindiera».
María
Cuando llegó a ESO, esta joven de Lalín que hoy tiene 18 años faltaba bastante a clase por los catarros. Entonces le diagnosticaron lupus y la sometieron a un durísimo tratamiento, que la dejaba agotada toda la semana. Además, los corticoides le daban hambre y engordó treinta kilos en un mes. «Estaba contra o mundo, contra miña nai... tiven que ir a un psicólogo, porque no instituto me insultaban, chamándome vaca e balea». Lo pasó fatal y, claro, repitió curso. Tuvo momentos muy duros, que pensaba que no sacaría sus estudios: «Non me gusta estudar, e daquela me resultaba moi difícil». ¿Cuándo cambió? «Supoño que co paso do tempo, aceptando a miña situación e coa axuda dos amigos». El lupus es una enfermedad complicada porque «cando non tes un brote cres que estás san. Pero é unha enfermidade para toda a vida e estou aprendendo a vivir con ela».
El primer tratamiento le dejó tocados los pulmones, y hace un año empezó con una nueva dosis y está vigilando los riñones. En esta ocasión, como ya sabía de la dureza del proceso, lo fue atrasando para que no le afectase al curso, aunque no lo consiguió: «Empezoume en verán, pero tardei bastante, ata a véspera de Nadal non ingresei, porque non quería perder clase».
Ahora María prepara una FP en atención a personas dependientes, y está valorando el siguiente paso: «Estou pensando nun de integración social para presentarme a unha oposición ou facer uno superior de educación infantil. Aínda non o decidín».
María se siente muy contenta por el premio, y reconoce que no contaba con él porque aunque «a min constoume máis que a mis compañeiros sacar a ESO» no cree que tenga mucho mérito: «Non son moi boa estudante», se disculpa. Cuando la periodista le señala que la Administración gallega la ha premiado por su esfuerzo y superación personal, María parece darse cuenta de lo logrado: «Visto así... ao mellor non son tan mala coma eu penso».