La onicofagia, el hábito compulsivo y común de comerse las uñas

AMELIA FERREIROA LALÍN

DEZA

ROMÁN GUTIÉRREZ

Un tercio de los niños y un diez por ciento de los adultos mayores de 35 años tienen esa costumbre Hay ciertos síntomas que comienzan en la niñez y perduran en la edad adulta, como por ejemplo, el comerse las uñas. Esto se llama onicofagia. No es una enfermedad sino un síntoma que aparece debido a determinadas situaciones que tienen que ver con la tensión y la ansiedad. Cerca del 45% de los jóvenes durante la pubertad padecen este problema y, alrededor del 25% de los estudiantes universitarios y más o menos el 10% de los adultos mayores de 35 años se muerden las uñas de manera compulsiva.

13 ene 2001 . Actualizado a las 06:00 h.

La onicofagia, más conocida como el hábito de comerse las uñas, no suele darse antes de los tres años de edad. Sin embargo, desde los seis años y hasta la pubertad, cerca de un tercio de todos los niños se muerden las uñas. La probabilidad de que un individuo tenga este hábito en algún momento de su vida es todavía superior. Así, la mayoría de la gente (más del 50 por ciento) se muerde las uñas durante alguna época de su vida. Es más, se podría decir que una persona que nunca se mordió las uñas forma parte de una minoría. Sustancias químicas Determinadas situaciones familiares adversas, momentos de dificultades económicas, el cambio o pérdida de trabajo, temores, incertidumbres o inseguridades pueden propiciar en el individuo el deseo de comerse las uñas. La onicofagia no es una enfermedad sino un desequilibrio emocional. El comerse las uñas desvía esa tensión que no se sabe procesar. Se puede combatir la onicofagia a través de una medicación específica para poder armonizar el desequilibrio emocional negativo y existen sustancias químicas con gustos repulsivos alrededor de los dedos o el vendaje de los mismos para evitar que la uña llena a los dientes. Las personas que rodean a quienes padecen onicofagia no saben cómo tratarlos ni por qué no pueden dejar esa desagradable costumbre, y caen en el enojo, sintiéndose desafiados sobre todo por los más pequeños. Comerse las uñas es un comportamiento automático compulsivo: el individuo sabe que es malo pero no puede evitarlo o sencillamente no se da cuenta. Habitualmente, responde a sentimientos de ansiedad o inseguridad.