Y Bilardo sentenció: «¡Pisarlo!»

Alexandre Centeno Liste
ALEXANDRE CENTENO A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

Se cumplen veinte temporadas de un polémico Dépor-Sevilla, el de la temporada 1992-93. El entonces técnico de los andaluces abroncó a un masajista por atender a Albístegui

23 sep 2012 . Actualizado a las 13:48 h.

Temporada 1992-93. Jornada 21 en Primera División. El Deportivo lidera, contra pronóstico, la categoría. Su seguridad defensiva, la templanza de Mauro en el medio del campo, la zurda mágica de Fran y la artillería siempre dispuesta de Bebeto se han colado en el corazón de los aficionados españoles al fútbol. Es líder por puntos y por juego y recibe al Sevilla. El conjunto andaluz llega liderado por dos campeones del Mundo: Diego Armando Maradona en el campo y Carlos Salvador Bilardo en el banquillo.

Son los primeros años de un formato televisivo innovador como es El día después, en Canal +, y su más que seguida sección de «Lo que el ojo no ve». Y esas cámaras que todavía hoy recorren los estadios de toda España buscando imágenes curiosas se toparon en el municipal de Riazor con unas que veinte temporadas después van camino de alcanzar las 200.000 reproducciones en Youtube. Es la famosa escena de Bilardo abroncando al fisioterapeuta del equipo por atender a Albístegui, tras recibir este un golpe y sangrar por la nariz. Aquel 6 de febrero de 1993 fue el día que Bilardo acuñó el «pisarlo, pisarlo», que posteriormente las hinchadas transformarían en «¡Písalo, písalo, eh, eh!».

Patadón de Maradona

La historia comienza con el impacto de la bota de Maradona en el rostro de Albístegui cuando ambos buscan un balón en el medio del campo. Domingo Pérez, el entonces masajista del Sevilla abroncado por Bilardo, recuerda perfectamente el instante: «El lance se produce muy cerca del banquillo. Yo salgo porque Diego [Maradona] está en el suelo. Pero cuando llego, veo que ya se ha incorporado y me encuentro al chico del Dépor sangrando. Ni lo pensé. Lógicamente, me puse a echarle una mano mientras llegaban las asistencias de su equipo».

En ese instante, Bilardo salta del banquillo fuera de sí: «¡Domingo, Domingo, a Diego, a Diego!», le grita al integrante de su cuerpo médico. «En el campo ni me enteré», explica el actual fisioterapeuta de las categorías inferiores sevillistas.

Domingo Pérez sigue echando una mano a Albistegui y Bilardo enloquece cada vez más. Se dirige entonces a su banquillo: «En vez de agarrar a Diego, agarra al otro. Me quiero morir, me quiero morir», se desespera.

«Los de colorado son nuestros»

Tal es su enfado que el entrenador argentino se acerca una vez más a la banda para hacer reaccionar a su asistente: «Los de colorado son nuestros», repite hasta tres veces.

«Cuando vi que el chico ya estaba siendo atendido, me volví al banquillo y fue cuando me di cuenta de la que estaba montando Carlos [Bilardo]. Pero no me sorprendió para nada. A quien lo conozca no puede sorprenderle que reaccione así. De hecho, si ve las imágenes, primero le explico que estaba sangrando y luego ya me quedo sentado tranquilo, a su lado, mientras él sigue gritando. Ni me inmuto», recuerda Domingo Pérez sorprendido de que aquella escena se hiciera tan famosa.

El final de aquel ya histórico momento de un partido que terminó con victoria coruñesa por 2-0 (Aldana y Fran) llegó con Bilardo sentado al lado de su masajista y sentenciando: «Qué carajo me importa el otro. Pisarlo, Pisarlo».