El exilio de Ona Batlle hasta soñar con alargar la supremacía del Barça en Europa

La Voz

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Ana Escobar | EFE

La campeona del mundo con España se forjó durante unos años en Inglaterra hasta regresar este curso al club de sus amores, con el que está a punto de cerrar una temporada perfecta

23 may 2024 . Actualizado a las 20:19 h.

Cambió el patinaje artístico sobre ruedas por un balón de fútbol con el que fue capitana en un grupo de chicos cadetes ante la falta de niñas en la localidad catalana de Vilassar de Mar. A Ona Batlle le da lo mismo subir por la derecha que por la izquierda.

Con un regate o en velocidad. Lo hace con la misma destreza que sortea rivales en un Barcelona que este sábado en San Mamés tiene una cita con la historia en la final de la Champions femenina que mide a las de Jonatan Giráldez ante el Olympique de Lyon, rival con ocho entorchados europeos y al que jamás ha ganado el Barça, vigente campeón de la competición más prestigiosa del Viejo Continente.

Lleva dentro el ADN Barça desde hace años, y pese a que vivió un largo exilio para crecer ante la falta de minutos, se forjó durante unos años en Inglaterra hasta regresar al club de sus amores, del que se fue cumplida la mayoría de edad y con el que está a punto de cerrar una temporada perfecta. «Siempre he tenido el sueño de la Champions», destacó en una entrevista reciente el que fue primer fichaje de la temporada del Barça, el mejor club del año por méritos propios y entidad que este curso ya luce Liga, Supercopa y Copa en sus vitrinas.

Sin rival en España

En la Ciudad Condal no encuentran rivales entre los equipos españoles. «Jugar con niños te enseña a nivel físico», destacó la campeona del mundo con España en una entrevista hecha cuando recaló, en el año de la pandemia, en el Manchester United, uno de los más importantes del mundo, después de pasar por el Madrid CFF y el Levante. En Inglaterra conoció una liga superior a la española para graduarse en una carrera ascendente hasta ser pieza indispensable en el esquema de Giráldez y de Montse Tomé en una Roja femenina que también está acostumbrada a ganarlo todo desde que tocó la gloria en Australia en el pasado Mundial.

«Allí te tratan con la profesionalidad que ahora en el Barça tenemos, pero que yo no había vivido. Con cada entreno y cada partido me empecé a sentir futbolista. En la liga española aún queda un largo recorrido», destaca una jugadora que de niña tuvo como referente a Dani Alves, y que pese a no ser de idolatrar a nadie, le gustaba ver lo que hacían otros laterales del Barça como Carles Puyol.

«Sigue viviendo alejada de los fotos, ya que no es muy dada a ser una potagonista mediática, pero sabe convivir con ello siendo seria y profesional a la vez. No es lo único que la define: también la tenacidad y el esfuerzo. Sólida en defensa e incisiva en ataque, siempre salta al campo con el pie derecho, aunque si lo hiciera con el izquierdo seguiría siendo esa lateral que ha crecido con el juego corto para poder intervenir con la pelota», destaca sobre ella la periodista Sara Gutiérrez Alcaraz en el libro «Campeonas: 23 mujeres que hicieron historia».

Crítica y autoexigente consigo misma, hasta la fecha, sólo ha recibido elogios en su primera temporada en el primer equipo azulgrana. La joven de 24 años, titularísima en el equipo más laureado de la historia del fútbol femenino español, alterna la música de Estopa con reguetón con la misma facilidad que sube la banda, y llega a la histórica cita de Bilbao tras dos dianas en la goleada ante la Real Sociedad en la Copa de la Reina.