Luis de la Fuente, un nombramiento desconcertante

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DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

09 dic 2022 . Actualizado a las 17:53 h.

Ninguna otra selección del mundo habría fichado a Luis de la Fuente. Hasta ahora, el nuevo responsable del combinado nacional no ha dirigido a ningún equipo profesional. Su experiencia al máximo nivel se reduce a un partido internacional como sustituto de Luis Enrique. Sus señas de identidad como entrenador no suponen continuismo alguno respecto a la etapa que terminó con el batacazo ante Marruecos, por si en esa coherencia radicaba su designación. Su perfil profesional, su trayectoria, su modelo de liderazgo, su desempeño como gestor de grupos y su personalidad se encuentran en las antípodas de las características que la junta directiva de la Federación Española primó para nombrar a Luis Enrique como seleccionador hace cuatro años. Hay pocos argumentos para encontrarle sentido al nombramiento de Luis de la Fuente como seleccionador. Aunque es cierto que su rendimiento al frente de los equipos de formación y de categorías inferiores de la Federación resulta incuestionable. Ha sabido manejar a los fenómenos del futuro y conseguir resultados brillantes, como los títulos de campeón de Europa sub-19 y sub-21 y la plata olímpica de los Juegos de Tokio. También ha trabajado con muchos de los jugadores futuribles de los próximos torneos internacionales.

Pero su nombramiento ha generado una especie de deja vú respecto al de Iñaki Sáez, cuando el entrenador vizcaíno se hizo cargo de la selección con el principal aval de haber funcionado como un hombre de la Federación Española que acumulaba méritos en los equipos formativos. Aquel precedente —aunque no idéntico— terminó con un fracaso monumental en la Eurocopa del 2004 en Portugal, con la selección eliminada en la fase de grupos por la anfitriona y Grecia.

Por todo eso el nombramiento de Luis de la Fuente al frente del equipo bandera de la Federación, una maquinaria que en su conjunto presupuestó este año 406 millones de euros, genera, de entrada, sorpresa y recelo.