Este gallego lleva desde los 17 años recopilando postales de campos de fútbol
26 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.José Carreira puede ver 20.000 estadios sin salir de su casa. Aunque pueda parecer imposible, no lo es porque este gallego colecciona desde hace más de 30 años postales de campos de fútbol. «En España, creo que soy el número uno», comenta al concretar el número de tarjetas que alcanza ya su colección. Además del formato físico de cada una de ellas, también las tiene escaneadas, lo que facilita su recuento.
Empezó a recolectarlas cuando tenía 17 años. «En el instituto, odiaba el latín y en todas las clases me leía el Don Balón. Un día, cuando ya lo tenía releído, fui a la sección de correspondencia y vi que un chico escribía ‘Si me mandas una postal del estadio de tu ciudad, te mando tres del mío'», recuerda. A raíz de esta publicación, decidió comprar una de Riazor y se la envió. Recuerda que dos de las que recibió a cambio eran del Udinese y del Prater de Viena. «La otra no me acuerdo de cuál era», admite.
«Pensé “qué bonito es esto”», rememora. A partir de ese momento, comenzó a escribir a los emisores de todas las ofertas similares que encontró. «Empecé así, poco a poco, contactando con gente de todo el mundo. Hubo más personas en España que hicieron lo mismo y hablamos unos con otros. Se creó una asociación de coleccionistas españoles y nos pusimos en contacto con los de fuera del país también», relata.
La digitalización del proceso
Comprar y guardar estos objetos durante un período tan largo de tiempo posibilitó que este coleccionista de A Coruña viviese la digitalización del proceso de adquisición de las postales. «Con internet, se volvió más fácil comprar en anticuarios», explica. «Con el tiempo, algunos lo dejaron, pero yo no paré nunca», añade. José Carreira señala que no son muchos los coleccionistas de este tipo de tarjetas. «Conozco muchas personas que guardan postales de otras temáticas y otras que hacen lo mismo con otro tipo de material deportivo: camisetas, banderines, pines, entradas, llaveros... Creo que en España no llegamos a cien», indica.
Además, explica que este hábito es más común en los países que, tradicionalmente, han estado más ligados al mundo del fútbol. «Creo que en los que más se coleccionan estas postales son España e Italia. En Brasil también hay bastantes», concreta. «En Inglaterra hay mucho coleccionista, pero van más a lo antiguo que en el resto de países», añade.
En cuanto a su propia colección, considera las más relevantes por su valor sentimental para él «la postal del estadio de Les Corts, una del Camp Nou en construcción, las de Riazor antiguas y una del Corralón de A Gaiteira, en A Coruña». «Tengo también algunas que no tienen el típico formato de 10x15. Son mucho más antiguas y de forma horizontal. De esas, tengo bastantes», indica. Además, incide en que «sería inviable» realizar una exposición con todas ellas. «Son muchas postales y lo tengo todo tan bien clasificado que sería muy complicado, un caos», señala.
Menos oferta actual
Los coleccionistas como José Carreira también adquieren postales actuales, aunque «hay muchas menos». «Es un tema que bajó mucho en los últimos años. En A Coruña, por ejemplo, antes ibas por la calle Real y por el centro de la ciudad y había muchos sitios con postales, y ahora apenas hay. Y es algo que pasa en todas ciudades, excepto en alguna como Madrid o Barcelona. Incluso los propios clubes hacen menos de las que hacían», señala.
Sobre el ritmo al que crece su colección, apunta que se ha ido ralentizando. «Va aumentando, pero mucho más lento que hace unos años. Los coleccionistas españoles tenemos un grupo de WhatsApp, más o menos ya nos conocemos todos, y ya hablamos entre nosotros para intercambiarlas», concluye.
Las imágenes antiguas son las que más valor tienen
El coruñés afirma que hay dos tipos de postales: «Por un lado, las originales, que son las que nos interesan a los coleccionistas top. Son las que editan las empresas o los clubes. Luego, hay otras que son como si cualquier persona imprime fotos de un estadio de fútbol y las vende. Esas no tienen valor».
En su caso, lo máximo que ha llegado a pagar han sido 230 euros «por una postal de Les Corts [el antiguo campo del Barcelona], en una subasta». «Esa es la cantidad más alta que he gastado yo, pero hay quien paga más», añade, incidiendo en que «el valor de las postales es más sentimental que económico». «Cuestan lo que la gente está dispuesta a gastarse en ellas», apunta.
José Carreira explica que las postales más valoradas entre los coleccionistas son las antiguas: «Estadios desaparecidos, imágenes que se hicieron el día que se jugó una final allí o que se inauguró y las que son muy escasas son las que mejor se venden». «Yo tengo postales que jamás he visto en ninguna otra recopilación. Conozco al coleccionista más potente del mundo, que es italiano, y tengo algunas que él no tiene. Lo primero que hago cuando encuentro una muy difícil de conseguir es ir a su página web y ver si la tiene o hablarlo directamente con él. Si me dice que no, pienso ‘esta es tremenda’», explica. Aun así insiste en que el valor de las postales siempre está condicionado por la importancia que le dé cada comprador y por el significado sentimental que tenga para cada coleccionista.