¿Y Laporta, qué?

Iván Antelo REDACCIÓN

DEPORTES

SUSANA VERA

03 oct 2021 . Actualizado a las 17:25 h.

Es evidente que la descomposición del Barça tiene su origen en los desmanes de Josep Maria Bartomeu. En su política de amañar cuentas, con el viejo truco de las amortizaciones y los pagos en diferido. El ya pagaré de toda la vida. Pero no es el único culpable.

Lo sufrido en el Wanda en el día de hoy fue la constatación de lo ya sabido. El equipo de Koeman no maneja mal el balón en la medular, lo mueve con cierto criterio, pero es un desastre en las áreas. No finaliza y, lo peor, su sistema defensivo es posiblemente el peor de Primera. La bronca entre Piqué y Busquets, tras recibir el segundo gol, es un síntoma más de la decadencia de un grande. Ni ellos mismos se ponían de acuerdo en quién era el culpable de que entre João Félix y Suárez hubieran desmontado todo el plan con un par de movimientos. Y eso sí que es responsabilidad del entrenador, por mucho que el neerlandés tenga parte de razón en que le han desmantelado el equipo y su apuesta por la cantera sea admirable.

Bartomeu y Koeman son la diana del barcelonismo. Pero que el Barça, como club, sea un caos, repleto de filtraciones interesadas, de vaivenes y de disputas internas, es de otra persona. El Barça es ahora mismo un fiel espejo del Govern. Una institución más preocupada de avivar la crispación, y con ella justificar cargos, que de buscar soluciones a la sociedad.

Desde que Laporta volvió, perdió a Messi (tras asegurar que se quedaría); incendió el vestuario al obligar a una rebaja salarial de los capitanes y puso en la picota al entrenador, en al menos dos ocasiones, para luego confirmarlo en el cargo. Telegrafía cada paso que da y no se le conocen decisiones económicas, más allá de echarse a los brazos de Florentino con la Superliga y en contra del fondo de la Liga. Ni patrocinios nuevos, ni renovación de los que están a punto de expirar, ni reorganización de la deuda. «Tengo orejas y ojos y ya sé que se filtran muchas cosas...», lamentaba Koeman el viernes. El Barça tiene un grave problema y su presidente solo sabe señalar. Y no asumir. «Es lo que hay».