«Leyenda, maestro, gran capitán, el mejor defensa central de la historia», fueron algunos de los elogios que recibió Sergio Ramos el día de su despedida del Real Madrid, de parte de sus compañeros de equipo, que unido a las innumerables muestras de respeto, admiración y cariño le convierten en un mito legendario y eterno del Real Madrid y del fútbol mundial.
Detrás de sus gestas deportivas, entre las que se encuentran cuatro Champions League, otros dieciocho títulos con su club, tres grandes títulos con la selección española (un Campeonato del Mundo y dos Campeonatos de Europa), y múltiples récords individuales, entre ellos el jugador que más partidos ha disputado con el combinado nacional, está un líder único y emblemático con fuerte personalidad y voluntad de hierro, inquebrantable, que irradia chorros de energía, seguridad y carácter a su alrededor, arropando a sus compañeros, trasladándoles su mentalidad ganadora, y conduciéndolos hacia la gloria.
Cuando todo parece perdido, como si del final de una película de cine se tratara, súbitamente emerge el más singular y épico Sergio Ramos, el gladiador, y convierte lo imposible en realizable, lo invencible en superable, lo inimaginable en real, haciendo experimentar momentos irrepetibles de éxtasis y frenesí a sus seguidores.
El poderoso salto de la noche de la décima Copa de Europa en Lisboa en el minuto 93 y la fuerza, contundencia y precisión de su remate de cabeza permanecerán imborrables en la memoria de los amantes del fútbol de por vida.
Su estilo de vida metódico y sistemático, la unidad y estabilidad familiar, el ensalzamiento de la amistad y la solidaridad con las causas sociales de los más necesitados ensanchan todavía más la grandeza de su figura.
Por sus hazañas, por su compromiso, por su comportamiento ejemplar, por su personalidad, por las alegrías que ha nos ha dado a los aficionados al fútbol: Gracias maestro.
Y aún faltan episodios por narrar de esta heroica y maravillosa historia.
La leyenda continúa.
Constantino Arce es catedrático de Psicología de la Universidade de Santiago de Compostela y, además, ha sido seleccionador gallego de fútbol.