Bale afronta la Eurocopa mientras se especula con su retirada

Óscar Bellot | Colpisa

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«No diré nada hasta después dl torneo. Sé lo que voy a hacer, pero se armaría un caos si lo digo», indicó hace unas semanas

11 jun 2021 . Actualizado a las 18:24 h.

«Gales. Golf. Madrid. En ese orden» . Un eufórico Gareth Bale celebraba en noviembre de 2019 la apurada clasificación de su selección para la Eurocopa sujetando una bandera que desgranaba a modo de mofa la lista de prioridades que le había atribuido Pedja Mijatovic. Estrella languideciente en Valdebebas, acogía con alborozo cada citación de los 'dragones', junto a los que encontraba un refugio ideal para escapar por unos días de la lluvia de críticas que soportaba en la capital española por su escaso compromiso y una fragilidad física crónica. Lejos quedaban aquellos tiempos de vino y rosas en los que el Real Madrid le presentaba como el sucesor de Cristiano Ronaldo, se aplaudían sus decisivos goles en Mestalla y Lisboa o se jaleaba ese doblete con espíritu reivindicativo en Kiev que permitió al club de Chamartín ceñirse su decimotercera corona continental.

Solo las llamadas de Ryan Giggs para que se enfundase la elástica nacional y la proximidad de un 'green' conseguían arrancarle una sonrisa.

Dos años después de aquel festejo que enfureció al madridismo, al Expreso de Cardiff se le presenta otra oportunidad de brillar en una de esas citas rutilantes que siempre alimentaron su carrera. Referente indiscutido de una selección que hizo historia hace cinco años en la Eurocopa de Francia alcanzando unas semifinales en las que fue batida por a la postre campeona Portugal, Bale afronta el torneo actual con conciencia plena de la tremenda dificultad que supone emular aquella epopeya para un combinado de aspiraciones modestas que tendrá que vérselas en la primera fase con la resucitada Italia, la escurridiza Turquía y una Suiza a la que no conviene infravalorar. Buena parte de las opciones del bloque tutelado por Robert Page pasan por una actuación destacada de su gran figura en el que podría ser su último baile.

Porque Bale acude al Europeo con su futuro envuelto en tinieblas.

El regreso al Tottenham, equipo con el que eclosionó como uno de los jugadores más deslumbrantes del panorama internacional hace casi una década, no ha servido para reconciliarle con el balón y se rumorea que podría colgar las botas este mismo verano. «No diré nada hasta después de la Eurocopa. Sé lo que voy a hacer, pero se armaría un caos si lo digo», indicó hace unas semanas.

Relación ambivalente Siempre inescrutable, a Bale le resta un año de contrato con el Real Madrid en el que tendría que percibir 15 millones de euros limpios.

Una pesada mochila para su pagador en tiempos de pandemia. Los más optimistas en la 'casa blanca' confiaban en una resurrección del galés con el Tottenham que llevase a los 'spurs' a quedárselo en propiedad o facultase su traspaso a otro de los grandes de la Premier como el Manchester United, que siempre le tuvo en la recámara. Pero su campaña nació torcida con José Mourinho y la remontada que protagonizó en una recta final que le permitió cerrar el curso con dieciséis goles y tres asistencias en 34 encuentros no ha servido para revalorizarle.

Con 31 años (cumplirá 32 el 16 de julio), emite señales de que no tiene pensado prolongar mucho más su vida como futbolista. Ni siquiera la salida de Zidane y la llegada de Carlo Ancelotti como relevo del marsellés en el banquillo del Real Madrid desbroza su camino. Con el italiano vivió su mejor época vestido de blanco, anotando 39 goles y repartiendo 31 asistencias en las dos temporadas en las que estuvo a sus órdenes. Pero también mantuvieron tiranteces. Así lo reconoció el preparador de Reggiolo en un libro en el que relató cómo Florentino Pérez le trasladó en su día el deseo del extremo de jugar por el centro en lugar de en la banda derecha, a lo que Ancelotti respondió que no podía modificar el sistema por un capricho en plena temporada. Consumado el retorno del transalpino, han intercambiado elogios. «Conozco a Carlo, es un gran entrenador», dijo el extremo, al que el entrenador abrió las puertas durante su presentación: «Si tiene la motivación para jugar, puede hacer una gran temporada, no tengo ninguna duda».

Esa fue siempre la cuestión con Bale, cuya ambición desmerece a su talento. Trota con ritmo cansino en carreras de fondo pero rinde como pocos en tramos de velocista. La Eurocopa se amolda en este sentido a la perfección a las condiciones del máximo artillero histórico de la selección galesa. Quizás también opere como su canto del cisne. Una apacible vida con los palos de golf como protagonistas le espera.