Antonio Pérez Caínzos: «La educación influye en cómo juegas»

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Abraldes

Vuelve a subirse al tren de la ACB tras su paso como analista de la federación china

10 ago 2020 . Actualizado a las 17:50 h.

Antonio Pérez Caínzos (Ferrol, 1974) ha pasado por los banquillos de todas la categorías del baloncesto nacional y parte del extranjero. De EBA hasta ACB, pasando por Asia y una breve —pero intensa— experiencia empotrado a George Karl cuando era entrenador de Denver Nuggets. «Un regalo que me ha hecho el baloncesto», asegura. Su sitio está ahora en Sevilla, ciudad a la que llega para una nueva etapa como entrenador ayudante en la Liga Endesa en el banquillo del Betis.

—Me imagino que contento.

—Sí, contento. Porque es trabajo en una de las mejores ligas de Europa, en un buen club y una ciudad muy bonita.

—¿Cómo surge la posibilidad?

—Los jugadores se mueven mucho por agentes, pero los entrenadores bastante menos. Es más con quién has trabajado, el impacto que has dejado en los clubes en los que has estado, los jugadores que has entrenado o los resultados que has obtenido. El club quería potenciar el staff buscando una persona que enriqueciese y aportase valor al cuerpo técnico y al club para seguir creciendo. Asier Alonso es el secretario técnico con Juanma Rodríguez de director deportivo y después de unas entrevistas sale para adelante. Hablé con Curro, el entrenador, y todo sale para delante.Estoy muy agradecido por la confianza, tanto a Curro como a la dirección deportiva. Listo para empezar hoy.

—¿Cuál será el objetivo?

—El club es consciente de que a nivel de presupuesto estamos en la clase media-baja de la Liga. Quiere crecer, quiere hacer bien las cosas, está construyendo una ciudad deportiva de fútbol y baloncesto en el sur de la ciudad. Hay un proyecto a medio-largo plazo de crecimiento. Hay ambición. El objetivo es mejorar lo que se hizo el año pasado. El curso anterior, después de un descenso y un ascenso, el objetivo era consolidarse en la categoría y este año se intentará mejorar.

—Del Caja San Fernando al Real Betis. ¿Qué supone tener un equipo de fútbol detrás?

—Todavía no tengo el conocimiento para opinar. Las estructura del club se baloncesto se ha mantenido: un presidente, una dirección general de baloncesto, una dirección deportiva o un secretario técnico.... Todo el staff. Es una sección independientemente, pero que depende de la marca Betis. También a nivel presupuestario. Tener un club de fútbol detrás tiene sus efectos positivos y negativos. Los positivos es que si el equipo de fútbol va bien, si consigue jugar en Europa, asentarse en Primera División y crecer dentro de la Liga, evidentemente la sección de baloncesto se verá favorecida. En ese sentido está bien tener un equipo de fútbol detrás por todo lo que la marca Betis supone.

—Venimos de una temporada extrañísima y la que se presenta no apunta a menos atípica.

—Sí. Todavía no está muy claro el número de descensos que habrá. Si es por estatutos se mantendrán dos, pero todavía no está claro. Algunos clubes dicen que serán tres para mantener una Liga par la temporada que viene. Lo que sabemos es que este curso seremos 19 con un equipo que descanse cada jornada. Yo tengo mi parecer, pero tampoco soy quien para dar una opinión. A mí me choca que se haya jugado que se haya jugado una fase final sin contar con todos los clubes y que la ACB no se haya comprometido a mantener los dos descensos, como era de esperar. Y que la federación española plantee dos ascensos. Valladolid no asumió económicamente ese ascenso, solo Gipuzkoa se posicionó y en ese sentido tiene el derecho deportivo a poder optar a esa plaza. Veremos como empieza la Liga con todos los casos que pueda haber de coronavirus. Todavía estamos un poco desinformados: a nivel de público, entrenamientos... Yo por lo menos.

—Muy conforme no parece.

—Hay un acuerdo entre federación y ACB y luego está el CSD. Luego hay un juez que es el que dictamina lo que se tiene que hacer y ha dicho que tiene que cumplirse el acuerdo con dos ascensos y dos descensos. La ACB cierra la competición por una causa extraordinaria que es la pandemia. No hay descensos y los ascensos se mantienen. En ese sentido me hubiese gustado que hubiese una Liga par, pero eso ya son gustos de entrenador. No me gusta que haya 19 equipos y 4 semanas más de competición. Pero hay que adaptarse y aceptar lo que diga la competición.

—Viene de trabajar para la federación china.

—S. Durante dos meses. El período premundial, mundial y después del mundial. Tenían el objetivo en su mundial de clasificarse directamente para los Juegos. O entrando en el grupo de octavos de final o siendo el mejor asiático, y no fue así. No entramos en octavos y el mejor asiático fue Irán. Ellos no están contentos con esos resultados. Es una federación que tiene muchísimos medios, tienen todos los recursos que puedas pensar para conseguir objetivos. Entiendo que ellos tienen que luchar por tener una identidad propia. Tratan de copiar muchas cosas del baloncesto americano cuando la cultura, la educación y la formación del jugador es totalmente diferente. La educación del jugador joven es totalmente distinta. Tienen que buscar su propia identidad, no copiar modelos. Es una opinión, eh. A lo mejor sí tenerlos como referencia, pero con ideas propias. En el Mundial, hubo un partido de China contra Polonia que nos la jugábamos. En ese partido, China estaba 4 arriba a falta de 15 segundos y pierde. Hay que saber llegar a esos finales, hay que tener personalidad, hay que tener jugadores que sepan jugar finales apretados. Todo eso necesita tiempo a nivel cultural, educativo y formativo. Necesitan tener ese tipo de jugadores, que a nivel táctico y decisional tengan personalidad para decidir encuentros. Poco a poco, por medios y por el tiempo que le están dedicando, a medio largo plazo será un baloncesto mejor del que es ahora.

—¿Comentó este análisis a los mandamases de la federación?

—Solo si me preguntaban (ríe). Mi trabajo con ellos para el Mundial era analizar a los rivales y luego proponer planes de partido y un análisis postpartido para que el staff hiciese su valoración. Estas cosas se hablan con los entrenadores de allí, pero no de manera oficial, sino extraoficial. Te piden opinión y tú intentas aportar siempre con humildad y educación. Nosotros no tenemos un baloncesto superior, cada cultura tiene su idiosincrasia y hay que ser muy respetuoso. Y que se quede en una opinión y no una manera de juzgar a nadie.

—¿Se muestran receptivos a cambiar el modelo?

—Ellos saben que hay un baloncesto que domina el mundo, que es el americano, y que es el modelo que hay que seguir. Eso tiene cosas muy positivas a nivel de estructuras e infraestructuras. La liga China es una liga muy potente, a nivel económico y de instalaciones. De las más potentes del mundo. Entienden que el modelo es positivo por muchas cosas. Lo que va a hacer que salgan jugadores es cómo se entrena, qué metodología se utiliza, cómo trabajan los entrenadores, qué formación tienen los niños, qué educación tienen, si es una educación muy analítica o una educación donde se permite la toma de decisiones... Cuando vas a un Mundial te encuentras diferentes formas de entender el juego. Hay equipos, como la República Dominicana, que juegan un baloncesto súper atractivo, donde el jugador tiene mucha libertad para tomar decisiones, es alegre. Hay otros equipos, como Irán, que juega un baloncesto mucho más rígido, o como China, que es mucho más estructurado. Toda esa riqueza táctica que puedes ver en un Mundial es la expresión cultural de un país a nivel deportivo y ellos están ajustando, contratan entrenadores de todo el mundo para enriquecer su cultura baloncestística. Invierten mucho en entrenadores españoles, americanos, serbios, que nutren sus clubes a nivel de dirección deportivo y pienso que a medio plazo va a tener un impacto. Que no sé cuál es.

—Una incógnita para lo bueno y para lo malo.

—Es que no hay que despreciar el factor cultural. Es un país comunista, la gente está acostumbrada a hacer lo que se le dice. Los niños, cuando juegan, notas que tienen que saber lo que tienen que hacer y el baloncesto a veces necesita ese espacio donde el jugador toma decisiones de forma creativa. Tiene que expresarse emocionalmente en un juego que es que te lo pide. Una expresión emocional, creativa y no tan directiva. Pero bueno, con el tiempo se podrá ir modulando con esa riqueza multicultural que están trayendo de fuera.

—Al final, todo es política.

—La política influye en la educación, en la personalidad, en la manera en la que te expresas. Al final el juego es una emoción y cada uno la interpreta de una manera.

—Está por ver lo que sale de esa mezcla de lo mejor de cada casa.

—Van a intentar sacar jugadores. Desde luego tienen potencial. Los interiores que tienen son jugadores de 2,15 que pueden jugar en dos posiciones. Son pívots modernos. A nivel físico son jugadores que pueden hacer de todo. Ellos a nivel antropométrico van a tener donde elegir: jugadores pequeños, jugadores grandes, grandes y atléticos… Luego es cómo ese jugador toma decisiones, cómo se trabaja con ellos desde que son pequeños, las metodologías, tienen que abrirse un poco para que esos jugadores puedan formarse en high school, tener una educación europea siendo jóvenes. Lo que pasa es que ellos tampoco son muy abiertos para que esos jugadores con 16, 15, 14, 17 años salgan del país a formarse como hacen otros muchos países. Quizás ahí son más herméticos y abrir ahí puede enriquecer mucho culturalmente el baloncesto chino.

—Siendo malvado, uno puede pensar que tienen miedo a que puedan no volver.

—No sé, no sé. Ese planteamiento ya no sé a lo ajustan. El jugador chino es además un jugador muy bien pagado. Muchos de ellos no quieren salir.

—¿Acaba de llegar, ya nota el choque climático?

—Acabo de llegar y 39 grados. Yo en el coche veía subir el termómetro. 24, 25, 26… Asíi hasta que vi 39 bajando por Cáceres. Te adaptas. Me dicen que en diciembre hace frio en el pabellón… Yo les digo que hay que entrenar a las 10 en Riazor en invierno, a ver si se pone calefacción en el Palacio, sobre todo para los deportistas que vienen de fuera.

EN CORTO

 Michael Jordan reveló en el documental de Netflix The last dance un desencuentro con George Karl. El 23 coincidió con el entonces entrenador de Seattle Supersonics en un restaurante antes de las finales entre ambos de la temporada 95-96. Jordan aseguró que Karl le negó el saludo, algo que motivó al escolta para barrer a Seattle en la final. Podría parecer un mal tipo, pero a George Karl le llueven elogios de Antonio tras pasar tres meses juntos en Denver.

—¿Se creyó lo de Jordan?

—George Karl tiene un sentido del humor enorme y seguro que buscó premeditadamente ese enfrentamiento.

—¿Baloncesto americano o europeo?

—Europeo.

—¿Un jugador?

—Kemba Walker.

—¿Un partido que le hiciese amar este deporte?

—Cualquiera del Clesa Ferrol en A Malata.

—¿Le va el fútbol?

—Mucho.

—¿Se ve listo para afrontar un siguiente reto en ACB de entrenador principal?

—Sí, claro. Para eso trabajo.

—¿Alguna vez ha odiado el baloncesto?

—No. Hay momentos, pero lo que siento por este deporte es amor y pasión aunque a veces es duro para tu entorno.

—¿Sí?

—A veces genera problemas a los que nos rodean, a mi familia, y eso sí me pesa.

—¿Qué coche conduce?

—Un Mazda 5.

—¿Alguna serie?

—Ozark, de Netflix.