Támara Echegoyen: «Lo importante de habernos caído es levantarnos con esta fortaleza»

Iván Antelo REDACCIÓN

DEPORTES

Jesús Renedo / Sailing Energy

Campeona del mundo de vela olímpica 19 meses después de terminar segunda una vuelta al mundo, hace 3 tuvo que ver cómo operaban a su compañera de equipo

25 feb 2020 . Actualizado a las 10:46 h.

No es fácil situar en el mapa a Támara Echegoyen (Ourense, 1984). Su nombre, con tilde, se lo debe a la pasión de sus padres por el agua (río Tambre); y, aunque nació en Ourense, creció surcando las Rías Baixas (Arousa, Pontevedra y Vigo). Estudió en A Coruña y tiene familia en las cuatro provincias, así que lo único seguro es que es gallega. Gallega y tricampeona mundial, campeona europea y olímpica, y subcampeona de la Volvo Ocean Race.

-¿Asimilando ya que vuelve a ser campeona del mundo?

-Bueno... Ahí vamos... [se ríe]. El día que acabamos el Mundial fue agotador. Luego, en los siguientes, tuvimos que empaquetar todo el material y guardarlo en los contenedores para enviar a un lado y a otro. También estoy involucrada en un máster y en el poco tiempo de descanso estudio y veo Australia a la vez.... No me ha dado tiempo aún a dormir siete horas seguidas.

-Tercer título mundial en vela olímpica y con tres equipos diferentes...

Sí, la verdad es que sí [se ríe]. Soy muy afortunada. Las circunstancias de mi carrera deportiva me han hecho cambiar de equipo y tuve la suerte de encontrar a las mejores compañeras en estos caminos tan diferentes y con ellas recorrer los caminos hacia ser campeonas del mundo, que es uno de los títulos más importantes que hay. Pero de lo que más orgullosa me siento es de la forma que hemos tenido de trabajar, una fórmula que nos ha llevado al éxito. Durante estos tres ciclos hay una nota coincidente, que es ese trabajo y el no rendirse, que son virtudes comunes a todos los equipos que he liderado estos años.

- Quién le hubiera dicho hace 19 meses, que estaba surcando los mares con el Mapfre, que volvería a la vela olímpica y sería campeona del mundo tan pronto.

-Es difícil de imaginar, pero al final también es un valor añadido el equipo que nos rodea. Nosotras salimos en la foto, pero todo esto es imposible sin la cantidad de profesionales que están a nuestro lado y que nos ayudan cada día. El tiempo es el que es; pero, si quieres reducir los plazos, de lo que hay que preocuparse es de que el trabajo sea de calidad. Y eso lo dan todos los que nos rodean. Si me preguntan hace dos años, cuando empecé a hablar con Paula, si ganaríamos de la forma en que ganamos, no podría contestar con claridad, pero seguramente diría que trabajaría para ello.

Hace dos años yo estaba en una Volvo y Paula estudiando cuarto de medicina en Barcelona, todo ha sido una evolución grandísima

 -¿Cómo fue la reconversión a la vela olímpica?

- No ha sido fácil. Ya no es que termines cansada física y psíquicamente por la dureza de la Volvo Ocean Race (VOR), es que además es otro tipo de competición. Es otro mundo. Otra gente. Otro puesto para mí dentro del barco... En mi vuelta al 49er tenía aspectos adormecidos y hubo que despertarlos, aunque también es verdad que la VOR me dio unas habilidades que me ayudan a afrontar esta campaña exprés sin descanso. La VOR me dio un gran conocimiento de mí misma, conozco mejor dónde están mis límites. A ver si con lo aprendido soy capaz de llegar más lejos de lo que llegaba antes. Pero la realidad es que ha sido una campaña con muchísimas lesiones, seguramente por carga de trabajo y por accidentes. En el 2019 nos tuvimos que retirar del Europeo porque me partí la cara, al pasado Mundial no pudimos llegar bien porque Paula se rompió el pie... Parecía que todo lo que trabajábamos y todo lo que mejorábamos no se podía reflejas en los resultados, que es lo que la mayoría de las personas solo pueden ver. Esas piedras en el camino son las que te hacen sacar lo mejor de tí misma, así que llegamos a este campeonato con una gran confianza y muchísimas ganas de demostrarnos los que somos capaces de hacer en el agua. Afortunadamente salió. Hace dos años yo estaba en una Volvo y Paula estudiando cuarto de medicina en Barcelona, todo ha sido una evolución grandísima en poco tiempo, pero va acorde con lo exigentes que somos cada una en nuestro trabajo.

- Y para ponerle más épica, hace tres meses Paula aún estaba saliendo del quirófano. ¿Llegó a pensar que era el fin del proyecto hacia Tokio 2020?

- No. Hay partes buenas y malas en las campañas. Todos éramos conscientes de que era en un momento muy malo, porque era en plena clasificación olímpica. Éramos tres equipos que buscaban darle la plaza a España y al desaparecer uno era una carta de la baraja que perdíamos. Aunque todos teníamos nuestros objetivos personales, el principal de todos en Nueva Zelanda era clasificar a España para los Juegos. Para nosotras fue un duro golpe no poder echar una mano y verlo todo desde fuera, pero la gente que nos conocía, la federación incluso, no tenía duda de que nos íbamos a levantar y a llegar. No fue fácil, pero son momentos deportivos que hay que pasar. Lo importante de habernos caído es levantarnos con esta fortaleza. Ganar el Mundial, pero antes también el Campeonato de Oceanía.  Ganar dos regatas seguidas, con las mismas participantes, ya es consolidar algo.

Jesús Renedo / Sailing Energy

- No hay nada oficial, pero será difícil que siendo campeonas del mundo la plaza no sea para ustedes.

- Sí, es una decisión técnica que tiene que tomar la federación y hasta que se realice no pensamos mucho en ello.  Lo que tenemos claro es que hicimos el papel que teníamos que hacer en el agua y estamos contentas por ello. La decisión no es nuestra, es del comité técnico, y Paula y yo nos dedicaremos mientras a corregir nuestros errores como equipo.

 Le estamos muy agradecidas a Patricia Suárez.

 - Si al final se da, como parece, tendrán que agradecerle el trabajo realizado a otra gallega, Patricia Suárez, que fue quien logró la plaza para España.

- Es verdad. Todos sabemos que en vela solo puede ir un representante por clase  y era importante clasificarnos en Nueva Zelanda, aunque había otra oportunidad en Génova. Así que evidentemente le estamos muy agradecidas a Patricia y a Nicole porque sin esa plaza no podríamos estar hablando ahora de Tokio 2020. La competencia es muy bonita y te permite no dormirte, estar siempre alerta, porque hay equipos muy fuertes.

Aunque se crea que no, he aprendido mucho en los Juegos de Río,

- En el 2016 también fue campeona del mundo meses antes de los Juegos.

- He aprendido mucho de los Juegos de Río, aunque se crea que no. Al final las expectativas que hay que gestionar son las de uno mismo. Los mundiales ganados fueron con unas características climatológicas determinadas y Tokio o Palma tienen otras diferentes. Los Mundiales son muy buenas porque te dan el impulso para seguir trabajando, pero hay que ser conscientes de que el nivel es muy elevado. Salvo Holanda, que consiguió doblar título mundial, cada año ha habido una campeona diferente. Hay que ser realistas, Paula y yo formamos un equipo en progresión y los hay más consolidados como Nueva Zelanda, Brasil, Australia, Noruega... Hablamos de equipos que pueden tener un alto o un bajo, pero que casi no se bajan del podio. Así que pies de plomo, cabeza tranquila y a seguir trabajando, porque esto es muy largo y la regata de los Juegos Olímpicos es muy especial y no se parece a ninguna.

Noto que mi llama olímpica está más apagada

- Santiago Lange fue campeón olímpico en Río con 54 años. ¿Usted se ve llegando a esa edad a unas Juegos?

-  No [risas]. Yo nunca digo que no o que sí a nada, porque al final a mí lo que me apasionan son los proyectos que van apareciendo en mi camino. Pero noto que mi llama olímpica está más apagada, digamos, y estoy buscando otros nuevos horizontes. Soy una persona a la que le gusta crecer y he descubierto que hay un mundo, el oceánico, en el que yo soy una novel aún. Eso me llama bastante, porque ahí puedo crecer mucho aún. Pero sí que es verdad que lo que me apasionan son los proyectos, luchar por retos que parecen imposibles y al final conseguirlos. No está en mi cabeza llegar a los Juegos con 50 años y seguramente en la de Santi tampoco estuvo. ¿Quién sabe? Soy una persona que se focaliza mucho en los proyectos y hasta que no los termina no levanta la cabeza buscando otros, así que no sé qué pasará después de Tokio.