Yago González, el abuelo de Tercera

x. r. c.

DEPORTES

XOAN CARLOS GIL

Yago González se retiró el verano pasado con 39 años pero seis meses después vuelve, en el Pontellas, como el más veterano de Tercera con 40

10 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Yago González (Vigo, 11 de noviembre de 1979) decidió colgar las botas el pasado verano con 39 años y después de pasar por once equipos (ocho en el fútbol español y tres en Hong Kong). Pero la jubilación le duró apenas media temporada. El goleador pasó a ejercer labores de segundo técnico con José Curiel en el Pontellas, el equipo en donde se retiró, y vestido de azulgrana volvió a jugar el pasado domingo, ya cumplidos los 40 para convertirse en el jugador más veterano de la Tercera División.

«Había desconectado completamente. Había dejado de entrenar, aunque en algún rondo y en alguna posesión me metía cuando al míster le hacia falta para completar, pero poca cosa. Solía alimentarme fuera, un desastre, y ahora llevo un mes sufriendo como un perro», comenta el vigués sobre sus días de pantalón largo. Pero su Pontellas está en una situación delicada en el año de su debut en Tercera y la búsqueda de un goleador no dio los frutos apetecibles. «Estuvimos sondeando el mercado durante dos o tres semanas antes de cerrarse el plazo y algo salió pero no se acabó de concretar. No teníamos demasiado acceso a reforzar la plantilla y me pidieron que echara una mano y yo encantado», precisa.

Entonces comenzó una operación de puesta apunto en la báscula y en el campo. En cuanto a peso ha tenido que bajar nueve kilos: «Cogí mucho, el año pasado estaba compitiendo en 74 kilos y este cuando comencé a entrenar estaba en 83, y se nota mucho. Ahora ya estoy mucho mejor, aun me faltan por bajar un par, pero llevamos un mes y medio cortándonos de mucho». En el plano físico ahora está rentabilizando todo lo que cuidó su cuerpo en el pasado: «Cuando era profesional me cuidaba mucho y al final es el día a día, el no desperdiciar minutos en cada entreno. Y ya que te gusta, disfrutarlo y hacerlo a tope, y creo que eso te mantiene bien».

Su debut se produjo el domingo pasado en O Couto ante la UD Ourense y tuvo una duración de 25 minutos. «Físicamente bien, pensé que me iba a encontrar bastante peor. Entré con el equipo perdiendo, empatamos al rato y luego los últimos diez minutos fue una locura de partido, un box to box, y ahí si que lo noté un poco más». El miércoles pasado en la Copa Diputación de Pontevedra volvió a jugar ante el Choco y ya sacó a pasear su instinto asesino marcando tres goles. «Todo lo que toqué fue para dentro». Y ayer jugó media hora ante el Estradense, pero no pudo marcar ni evitar la derrota de los suyos. Por el momento dice que «estamos para un ratiño, para lo que diga el míster, pero solo llevo cinco semanas entrenando».

Eso sí, ha recuperado la ilusión por completo. «Vuelvo con la ilusión de un chiquillo pequeño. Llevas toda la vida haciendo lo mismo, coges unas rutinas, porque si no coges tus manías y tu alimentación al final no vas a rendir y de hacer eso 20 años a cambiarlo todo es complicado, la verdad es que lo echaba de menos», tanto que tampoco cierra la puerta de raíz a seguir de corto la próxima campaña: «Ya veremos cómo acaba la temporada, tenemos todas las opciones intactas, ahora nos vienen partidos de nuestra liga y no me lo planteo, lo único es intentar ayudar al equipo. Si acabo el año bien y la cosa sale bien no descarto continuar, pero tampoco dejarlo, no lo sé, ahora estoy con toda la ilusión de que salga todo bien».