El alabado gesto de un técnico coruñés: «Ha entrado, concédelo. No educamos para mentir»

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Imperátor

El entrenador del Imperátor advierte al árbitro de un gol decisivo en su contra durante un partido de la liga de benjamines

29 abr 2019 . Actualizado a las 08:46 h.

Debería ser lo común. Pero no lo será tanto cuando le han sobrado felicitaciones. Partido de fútbol 8, entre benjamines de segundo año, de la primera comarcal, que medía al Imperátor y al Orillamar. Con el tanteador igualado (2-2) y apenas tres minutos por jugarse, un jugador del Orillamar golpea desde fuera del área. La pelota entra, rebota en el palo interior de la portería, una vez cruzada la línea de gol, y sale despedida de nuevo al campo. El árbitro se queda estático, no concede el tanto. No está convencido de haberlo percibido bien. Sin dudarlo un instante, Álex Espiñeira, técnico del Imperátor, se dirige al colegiado para reconocer lo que había visto claro desde la banda.

«Le dije que había entrado, que lo concediera porque era gol. Vino hasta dónde yo estaba y se lo ratifiqué». El gesto fue recibido con gratitud por parte del trencilla. Pero no sólo. «Al terminar el partido, vino el entrenador rival para agradecerlo. También el árbitro. Me dijo que, si fuera otro, se lo hubiese negado. Pero es que no tiene sentido. Con niños de diez años, lo más importante no es el resultado. Hay gente a la que le puede parecer raro, cuando es lo que tiene que pasar», insiste el joven técnico, de 19 años, que milita también en el club como jugador desde que tenía cinco.

La loa del ayudante de Seedorf

Algunos niños lo entendieron, otros se sorprendieron. «Me preguntaban por qué decía que era gol, si así perdíamos el partido. Se lo expliqué después. Son valores que tienen que estar por encima del resultado. No tiene sentido, y menos en esas edades. No educamos para mentir y hacer trampa», insiste. Presenciando el partido estaba el coruñés Pablo López, ayudante de Seedorf la pasada temporada en el Dépor y ahora en la selección de Camerún. Tras advertir lo ocurrido, se acercó a Álex y le dejó la moraleja: «Hoy los niños se van del partido habiendo aprendido algo».