Gustavo Aranzana: «Hay que ser aventurero y valiente»

JUAN PABLO PEREZ ARCE

DEPORTES

A la contraAmante de los animales, buscó y encontró la felicidad en su eterna pasión, el baloncesto

25 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El amor entre Gustavo Aranzana (Valladolid, 1958) y el baloncesto es de largo recorrido. Desde su etapa como jugador júnior desempeñó, además, la función de entrenador. Hoy, con 58 años, vive su segunda temporada al frente del Leyma Coruña, en la LEB Oro.

Una segunda campaña en la que las lesiones no están acompañando a la plantilla que dirige el pucelano. «El día a día está siendo muy difícil. Tenemos menos victorias de las que nos gustaría, porque, quizá, no hemos podido ofrecer nuestro mejor juego», explica un técnico que se declara aventurero y valiente, pero cuyo discurso está siempre marcado por la cautela. «Lo mejor es no mirar la tabla y pensar solo en el partido siguiente. Nos quedan 11 finales y el próximo partido siempre es el más importante, el más trascendental. No podemos hacer planes porque la temporada está siendo muy caprichosa. Sin embargo, hasta el último momento vamos a pelear por ganar el mayor número de partidos».

-Lleva en A Coruña año y medio, ¿cómo lo trata la ciudad?

-Muy bien. Estoy mucho más adaptado que la primera temporada. Estoy feliz y agradecido a todo el mundo: a la directiva, a los compañeros y a los empleados del club. Creo que somos una bonita familia. Estamos trabajando bien pero, lógicamente, estamos teniendo una temporada difícil. Sin embargo, a nivel de adaptación a la ciudad, de trato y de cercanía, excelente.

-¿Qué punto turístico de la ciudad le gusta más?

-Creo que conozco bien la ciudad, porque me gusta caminar. A Coruña es especial, porque tiene el mar y las playas, que son maravillosas. Es una ciudad bonita de día y de noche. Hay zonas preciosas: la Torre de Hércules y el monte de San Pedro, por ejemplo. Me falta conocer un poco de los alrededores, pero no tengo mucho tiempo. Algún día espero poder hacer alguna escapada.

-Comenzó su carrera como entrenador a muy temprana edad, ¿siempre supo que quería ejercer este rol?

-Compartí ser jugador y entrenador al mismo tiempo. Cuando era júnior, ya entrenaba en minibásquet. Pero cuando eres joven no piensas «me voy a dedicar a esto». Estudié Empresariales y me dediqué a otro tipo de trabajo en empresas públicas y privadas. Pero siempre tuve algo dentro, llámese pasión o vocación, por intentar buscar la felicidad en el baloncesto.

-Desempeñó su función en muchos sitios, ¿cuál le dejó un mejor recuerdo?

-Donde he estado, me marcó. Me salieron oportunidades laborales en Tenerife, en Sevilla, en Vigo, en León y en Palencia, entre otros. Yo creo que a donde vayas te marca, porque lo que haces lo haces con pasión, con identificación y con compromiso. Yo digo que el baloncesto me ha dado mucho. Me da dado todo. Pero yo creo que también le he dado al baloncesto, y me he dejado muchas cosas de mi vida personal y familiar. Yo le debo mucho y él me debe mucho a mí.

-Además, tuvo la posibilidad de trabajar fuera de España.

-El baloncesto me llevo a la República Dominicana, a Inglaterra, a Marruecos y, además, a estar activamente en la Liga de las Américas con Trotamundos, de Venezuela. Eso es un poco la realización de tus sueños y de ser día a día un mejor entrenador.

-¿Qué recuerdos tiene de haber trabajado en Sudamérica?

- Fue una decisión difícil a nivel familiar y personal pero, al mismo tiempo, muy, muy satisfactoria en todos los aspectos. Yo creo que hay que ser aventurero, hay que ser valiente y apostar por la mejora continua y por conocer nuevas cosas.

-Si no existiese el tope salarial y tuviese un cheque en blanco para fichar jugadores, ¿cuál sería su quinteto inicial?

- Es muy difícil. Cogería a LeBron, a La Barba (James Harden), a Westbrook, a Ricky Rubio y a Marc Gasol. Venga, va.

-¿Cómo describiría a Gustavo Aranzana fuera del baloncesto?

-Soy un tío muy normal, muy sencillo. Sigo teniendo los mismos amigos que tenía cuando iba al colegio. Sigo viviendo en mi ciudad, lo que es fantástico, porque puedo pasar tiempo con mis hermanos y con mi familia. Me gusta quedar con mis amigos y salir a andar en bicicleta. En verano, no me gusta hacer grandes planes, sino estar con los míos e ir a pasear los fines de semana.