¿Trampolín o salto al vacío?

Pablo Gómez Cundíns
Pablo Gómez A CORUÑA / LA VOZ

DEPORTES

GONZALO BARRAL

Tres pilotos ganadores de las copas de promoción analizan la utilidad de estos títulos intermedios

05 ene 2019 . Actualizado a las 11:01 h.

¿Son las copas de promoción realmente un trampolín para los pilotos de ralis? Tres de los gallegos que han triunfado en ellas a todos los niveles durante la pasada temporada analizan este escenario en un momento en el que los proyectos para el año 2019 se cierran y se echa la vista atrás para recordar quién ha ganado en esos campeonatos intermedios. Roberto Blach, Daniel Berdomás y Jorge Cagiao son tres ejemplos.

ROBERTO BLACH

Ganó la Peugeot Rally Cup Iberica y el European Trophy

El piloto arteixán, nacido en 1996, se proclamó el pasado año (junto a su copiloto José Murado) campeón de la Peugeot Rally Cup Iberica y del FIA European Rally Trophy júnior. Antes, se había adjudicado el autonómico de kárting, corrió en la Clio Cup antes de ser mayor de edad y fue subcampeón de España júnior (2015, 2016, 2017) y de España de R2 (2017).

Da por bueno el pasado ejercicio. «Aprendimos mucho corriendo pruebas del Mundial y del Europeo y, aunque sabíamos que pelearíamos por carreras, al ser un campeonato mixto, tuvimos que ofrecer un extra en las pruebas de tierra», analiza mientras recuerda que, tras un accidente, tuvo que correr tres ralis con una vértebra rota: «Fue mucho riesgo y lloraba de dolor tras cada tramo, pero no me arrepiento. Sirvió para ser campeones».

Como premio, un test en un R5 (más otro cedido por Víctor Senra por ganar el rali de Ferrol, lo que Blach agradece diciendo «ser un piloto top implica ser rápido, pero también ser buena persona») y una carrera en el Nacional con el equipo oficial de Citroën Portugal, a lo que suma los premios en metálico por cada victoria y las ayudas para correr la prueba mundialista. «Llevo tres años corriendo la Beca R2 y por ganarla apenas te dan una chapa», recalca. «Estoy mirando cosas a mayores, pero eso depende de encontrar un patrocinador. En función del presupuesto, la R2, un 4x4 en alguna copa y claro que me gustaría un R5, pero lo veo lejano», avanza. Además, Peugeot lo ha elegido como imagen de marca.

DANIEL BERDOMÁS

Suya fue la Copa Suzuki del Campeonato de España

Coruñés de 1992, el año pasado (junto a los copilotos Mario Tomé y David Rivero, entre otros) se impuso en la Copa Suzuki del Nacional y fue subcampeón del Volante FGA (por detrás de Jorge Cagiao). Ya había corrido la Copa Marbella y la Suzuki, con buenos resultados, aparte de ganar el Volante FGA en su formato anterior.

«Fue un año más que positivo. La pugna con Cagiao fue muy divertida y ganar la Suzuki, un salto de calidad. Sabíamos que teníamos ritmo, pero no contábamos con ganar de calle las tres primeras carreras», analiza. «Todavía no sabemos lo que haremos, pero, en teoría, ganar una copa nacional debería abrir puertas o facilitar el acceso a un patrocinador. De momento, estamos a la espera», explica con resignación, al tiempo que admite que el premio de la copa ganada fue clave para haber podido asumir económicamente la propia participación en ella. «En este deporte importa más el dinero que el talento. Lo contrario son excepciones. Lo ideal sería que cada copa sirviese para alcanzar un peldaño más, pero...», concluye.

JORGE CAGIAO

Conquistó el Volante FGA y la beca PXP19

Nació en Narón en 1994 y el año pasado, con Amelia Blanco como copiloto, se adjudicó el Volante FGA y la PXP19 (mediante la que la Federación Gallega de Automovilismo, FGA, promocionaba a los jóvenes pilotos). Debutó en el año 2015, en el seno de una familia vinculada a los ralis y en el 2017 ya destacó en Galicia y Asturias.

«Siempre apuestas a ganar, pero no fue fácil», asegura, en referencia a la fractura de dos vértebras tras un accidente que le lastró el inicio de curso, y a los infortunios de todo tipo sufridos durante el curso. Rememora, asimismo, el pulso con Daniel Berdomás y concluye que el éxito del 2018 fue meritorio. Ahora correrá la Top Ten Pirelli con un Clio N5 becado por la FGA «con el objetivo de optar a las cuatro primeras plazas de la general y algún podio puntual».

«En este caso, la promoción se cumple, y no hay otra comunidad autónoma que desarrolle algo similar. No es fácil que un piloto de 25 años pueda asumir los 130.000 euros que puede suponer la temporada. Diferente será si gano la Top Ten Pirelli, aunque tenga premios en metálico. Lo ideal es que la promoción de los ralis fuese escalonada, pero soy consciente de que es complicado por el salto de presupuesto en los niveles más altos», concluye.