La difícil elección de la despedida

Xosé R. Castro FONDO NORTE

DEPORTES

21 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Elegir el momento adecuado para retirarse se ha convertido en una de las decisiones más duras de los deportistas de primer nivel. El último caso todavía colea: ¿Por qué Usain Bolt prolongó su vida profesional un año más hasta Londres si no estaba por la labor de esforzarse a tope en la preparación diaria?

La leyenda jamaicana no es la única que afeó un expediente inmaculado por no medir los tiempos del modo más correcto. Es el último, pero no el primero. Ni Mohamed Ali, ni Pelé, ni Diego Maradona, ni Michael Jordan, ni Jack Nicklaus, ni Michael Schumacher, ni Lance Armstrong midieron los tiempos para darse un baño de multitudes y desaparecer del mapa manteniendo su aura.

Alguno de ellos, incluso se fue manchado por el dopaje y otros volvieron tiempo después para acabar peor que se marcharon. Jordan, el mejor baloncestista de todos los tiempos, quizás se llevó la palma, aunque Pelé y sus goles en el Cosmos, tampoco le van a la zaga. Porque, haciendo caso al refrán, segundas partes nunca fueron buenas.

Más terrenal parece el adiós de Samuel Sánchez, uno de los grandes del ciclismo español de la última década, pero la justificación del positivo en la prueba A (queda el contraanálisis) resulta cuando menos peregrina. «Tengo 39 años, llevó 19 de profesional. Estoy a punto de retirarme, ¿para qué me iba a meter en esto?».

Sin discutir la presunción de inocencia, se me ocurren unos cuantos motivos: la posibilidad de retirarse ganando una gran vuelta o al menos ser uno de los grandes animadores de la ronda, por ejemplo. La guinda perfecta para quien había dejado atrás otro negro episodio de dopaje en su etapa de formación.

Con semejante nómina de despropósitos, resulta todavía más loable el comportamiento deportivo de referencias como Federer y Nadal. El suizo manteniendo su elegancia y su nivel como si el paso del tiempo solo fuera un problema de sus coetáneos y el manacorí porfiando hasta recuperar su mejor nivel y volver al número 1 del tenis mundial. No por la necesidad de visitar un lugar en el ránking demasiado conocido para él, sino por la forma de hacerlo. Es ahí en donde cobra sentido que una retirada a tiempo es una victoria. Tan manido y cursi como real.