Más allá del cariño que pudieran tenerle a Villar y a sus acólitos, su mirada se centra en la cita clave ante Italia del 2 de septiembre en el Santiago Bernabéu, en la visita a Liechtenstein tres días después y en los choques contra Albania en casa e Israel, fuera, los días 6 y 9 de octubre. El calendario no para, pero es una incógnita quién y cómo organizará a partir de ahora los amistosos o negociará las primas de los internacionales, un asunto que durante casi tres décadas ha sido competencia exclusiva del vicepresidente económico Juan Padrón, también detenido.
Tras conocer que a Ángel Villar se le acusa de haber impulsado partidos internacionales para que su hijo Gorka obtuviera réditos a través de su empresa Sport and Advisers, de la que es administrador único, todos comprenden mejor el porqué de tantos compromisos ante rivales exóticos que generaban sospechas. Muchas dudas se están despejando.