«¡Algún día tenía que pasar!»

ignacio tylko MADRID / COLPISA

DEPORTES

Santi Donaire | EFE

Preocupación, incertidumbre y vacío son los términos que mejor definen el sentimiento de los cerca de 200 empleados de la Federación

20 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Preocupación, incertidumbre y vacío son los términos que mejor definen el sentimiento de los cerca de 200 empleados de la Federación Española de Fútbol. Aunque ayer volvieron a una situación de relativa normalidad en su sede, ya que una vez concluidos los registros la Guardia Civil les permitió acceder a sus puestos de trabajo y funcionar con sus ordenadores, la gente allí sigue en estado conmocionada tras la detención de su gran jefe y de sus principales colaboradores en materia económica por una trama generalizada de corrupción.

Ajenos por completo a los presuntos delitos, los trabajadores temen sobre todo por su futuro laboral. Las dudas los asaltan. No saben si se repetirán los recientes comicios electorales, si la junta directiva podrá elegir alguna figura de transición como Luis Rubiales, el presidente de la AFE al que Villar iba a proponer como vicepresidente primero, o si anteriores aspirantes como Jorge Pérez volverán a la batalla. Pero sí asumen que el fútbol español tendrá que sufrir, o bendecir, una metamorfosis. De momento, hay parálisis. Ni se celebró la junta directiva del miércoles ni tendrá lugar la asamblea del jueves.

En el plano deportivo, tanto la selección absoluta de Julen Lopetegui como las inferiores gozan de muy buena salud y no parece que la crisis pueda afectarles directamente. Algunas fuentes consultadas coinciden en que futbolistas y técnicos prefieren situarse al margen del conflicto y centrarse en su profesión y en sellar la clasificación para el Mundial de Rusia 2018.

Más allá del cariño que pudieran tenerle a Villar y a sus acólitos, su mirada se centra en la cita clave ante Italia del 2 de septiembre en el Santiago Bernabéu, en la visita a Liechtenstein tres días después y en los choques contra Albania en casa e Israel, fuera, los días 6 y 9 de octubre. El calendario no para, pero es una incógnita quién y cómo organizará a partir de ahora los amistosos o negociará las primas de los internacionales, un asunto que durante casi tres décadas ha sido competencia exclusiva del vicepresidente económico Juan Padrón, también detenido.

Tras conocer que a Ángel Villar se le acusa de haber impulsado partidos internacionales para que su hijo Gorka obtuviera réditos a través de su empresa Sport and Advisers, de la que es administrador único, todos comprenden mejor el porqué de tantos compromisos ante rivales exóticos que generaban sospechas. Muchas dudas se están despejando.