Sitio para tres en el centro del campo del Dépor

Xurxo Fernández Fernández
xurxo fernández A CORUÑA / LA VOZ

DEPORTES

MARCOS MÍGUEZ

La amplia nómina de centrocampistas y su polivalencia facilitarán un cambio en el dibujo herculino

25 jun 2017 . Actualizado a las 17:59 h.

Para el trile hace falta un solo primo, pero no se puede jugar sin darle tres opciones. Siempre un trío, para que la bolita baile y desconcierte al incauto. En A Coruña hace años que tratan de repetir el truco. Desde que vieron a Irureta clavarlo en San Mamés con Mauro Silva, Conceiçao y Jokanovic. A Jabo se lo había enseñado Parreira en el 94, cuando se cargó a Raí para que Mazinho escoltara a Dunga y Mauro, y juntos sellaran un Mundial con solo tres goles en contra. Poco vistoso, quizá, pero efectivo. Puede que el cuero no viaje rápido, qué importa; está siempre controlado, lejos de la vista de quien lo sigue.

Ahora Pepe Mel pide turno. Quiere tentar a la suerte organizando el juego. La primera zona en quedar completa será clave en su próxima propuesta, de ahí la prisa. Fede Valverde, elogiado por todo aquel que lo ha tenido delante, no andaba falto de pretendientes, pero entendió que el Dépor le daría la oportunidad de bregarse en Primera antes de pensar en establecerse en el Bernabéu. Al uruguayo, con la mayoría de edad apenas estrenada, no le dio miedo la competencia. El plantel que ahora engrosa acumula, fabrilistas al margen, otros cinco centrocampistas. Cantidad insostenible a lo largo de un curso, pero amparada aquí en la esperanza de salidas y el cambio en el dibujo. El actual técnico blanquiazul cabila probar de nuevo la viabilidad del trivote y establecerlo como esquema de partida en la próxima campaña. El trile adaptado: tres en el medio para mover la bolita. Caben casi todos.

Dos parten con ventaja

Dos jugadores parten con ventaja. Mosquera, ya indiscutible en las primeras citas a las órdenes de Garitano, ha recuperado todo el crédito, extendiéndolo incluso, tras el relevo en el banquillo. Mel está convencido de rescatar la mejor versión del coruñés, la de sus primeros meses de vuelta en casa. A su lado, si la pretemporada no dicta lo contrario, estará Guilherme. Retener al brasileño, gran apuesta de la secretaría técnica, costará (a plazos) más de cuatro millones de euros. Hay ya interesados en adquirírselo al Dépor, pero si la necesidad no aprieta será uno de los fijos. Entre él y Mosquera asumirán el rol más defensivo del trío. Elegir de entre ambos el mejor ancla será una de las tareas que deberían estar resueltas tras el festival de amistosos del mes de julio, para luego emplear los de agosto, de mayor enjundia, en cimentar la fórmula y resolver la incógnita de la compañía.

Celso Borges vuelve a encarar la reválida de los dos últimos años. Nunca empieza el verano con pinta de imprescindible, pero según avanzan las pruebas y el equipo se adentra en el curso, el juego se pone del lado del costarricense y se empeña en demostrar que hay valores que se disparan con él en el campo. Tener dos compañeros en la medular podría resultar de beneficio a su rigor táctico y a sus incorporaciones al área. Su perfil es bien distinto al de Mosquera y Guilherme; más cercano al del nuevo.

Valverde, hecho pese a su inexperiencia a las plazas de interior y mediapunta, comparte con Borges la facilidad para moverse cerca de la meta adversaria. Supera al tico en velocidad, pero pierde en un factor clave en las últimas temporadas: poderío aéreo. Ni Mosquera ni Guilherme van sobrados en la disputa de balones llovidos, y ahí, y en las acciones de estrategia, gana enteros Celso.

Dos malos precedentes

La intención de Mel de multiplicar los hombres en zona media no procede del exceso de aspirantes a ocuparla, sino al contrario. El técnico ha recibido alternativas para desarrollar una idea con la que ya llegó al Deportivo. Las lesiones encadenadas de Mosquera y Guilherme le impidieron disponer con más constancia el trivote durante el último tramo de la 2016-2017. Solo hubo un par de ocasiones en las que alistó tres centrocampistas a un tiempo, y los resultados de entonces no invitan a insistir sin más ensayos previos.

En el derbi de Riazor recurrió a Bergantiños, Borges y Mosquera, aunque el segundo se estableció con frecuencia en terreno más propio de un enganche. La victoria del Celta cortó el fenomenal arranque de Mel en A Coruña, pero no apagó sus ganas de trío. Cuatro visitantes después, plantó a Guilherme, Borges y Expósito frente al Espanyol. Clavó la derrota por la mínima. Dos fracasos producto de la improvisación no arredran al míster. Solo domina el trile quien persevera.