Preparación
Las dos lesiones de cruzado habían llevado a Adrián López a trabajar a las órdenes de reputados recuperadores deportivos: un miembro del departamento de readaptación del Barça; luego, gracias a Nesta (el histórico central fue compañero suyo en el Montreal) visitó al del Milan; también lo examinó el fisio personal de Calderón y el que trabaja con los olímpicos de Canadá. «Pero mi sorpresa es que en Ferrol hay una persona tanto o más preparada que estos nombres», asegura en referencia a Camilo Rivas, con el que lleva preparándose en su clínica desde octubre. «Me cambió todo, supe lo que me pasaba, lo que tenía que hacer y cómo había que orientarlo. No es un fortalecimiento con máquinas, sino algo más personal, con bosu, gomas y trabajo de campo. Lo primero fue pedir una analítica completa, me hizo un estudio del cuerpo y me cambió la alimentación, ahora como menos pasta y pan, más carne, pescado y verduras. Hasta mejoré la pisada. Me impulso más con el dedo gordo. Me varió el plan de rehabilitación y me encuentro mucho mejor, sin molestias y pensando en la temporada que viene», asegura Piscu.
Pese a todo lo que le ha pasado, el defensa no mira al pasado con rencor. «Me queda la espina de la segunda lesión, pero un segundo cruzado le ha sufrido a más gente. Por ejemplo, a Valerón o a Canales, el de la Real, con el que hablé cuando me sucedió. Ahora debo aceptarlo y trabajar. Una lesión de rodilla es como el que suspende un examen, que luego tiene horas extras», añade antes de reconocer que no ha cerrado la puerta a volver al fútbol español. «He jugado en buenas ligas, pero necesito meterme de nuevo en la rueda del fútbol», afirma, convencido de que a la tercera vida va la vencida.