Esto no es Holanda

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

DEPORTES

25 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Aquella noche de julio del 2010 Xavi le gritó a Van Bommel: «¿Pero qué hacéis? ¡Esto no es Holanda!». Se jugaba la final del Mundial y se enfrentaban dos hijos del mismo padre. Uno traicionaba su herencia a patadas y el otro la veneraba. Holanda y España, cada una a su modo, eran legatarias de Johan Cruyff, ese flaco que decía que hay que dominar el balón, porque «el resto es un cuento». Que, cuando el catenaccio gana, los italianos disfrutan y el resto del mundo no. Que el fútbol es «el mejor negocio».

Fue una de esas personas que encuentran su lugar en el mundo. Era el atracador con los planos del banco. Y sabía cómo reventar la caja fuerte de mil maneras distintas haciendo que el vigilante se quitase el sombrero. El sueco Jan Olsson reconoció que el mejor momento de su carrera futbolística fue el instante en el que sucumbió al regate de Cruyff en la Copa del Mundo de 1974: «Me engañó. No fue humillante. Él era un genio». El periodista inglés David Winner lo definió como «Pitágoras con botas».

Con Messi ascendiendo al Olimpo, Cruyff parece condenado a ser el quinto Beatle. Pero el holandés interpretó y compuso. Ni Lionel ni Pelé ni Maradona ni Di Stéfano han tenido o tendrán tanta influencia en generaciones posteriores. Unos prefieren a Rafael. Otros se maravillan con Tiziano. Pero nadie puede negar a Leonardo da Vinci. A Cruyff, pintor, inventor e ingeniero, se le debe el Renacimiento del fútbol. No le servía el trazo grueso. Buscó mucho más allá de la portería. Prefirió naufragar al ataque antes que malvivir a la defensiva. Mejor la complicación del toque que la simpleza del patadón. Y, con estos principios, le regaló a su deporte lo más valioso, un estilo que perdura más allá de la trayectoria de técnicos y jugadores. De su revolución bebieron el Ajax, Holanda, el Barça y la España de los bajitos. Pero también todos esos equipos grandes y pequeños que, a pesar de todo, aspiraron y aspiran a llegar al gol por el sendero más bello.