El sudor conduce hacia la eficiencia

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Un nuevo dispositivo descifra en este fluido el nivel de lactato en el organismo, clave para el rendimiento

01 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A finales del mes pasado vio la luz. Es el fruto de una investigación conjunta de las universidades de Stanford y Berkley, en California. El grupo de trabajo liderado por el científico Ali Javey ha conseguido algo tremendamente complejo: que el sudor hable y en tiempo real. A través de un pequeño dispositivo electrónico que puede ir integrado en una muñequera o una cinta en la cabeza, se puede conocer el nivel de sodio, potasio, glucosa y lactato del organismo. Desde la hidratación hasta el comportamiento de los músculos a pleno rendimiento. Toda una enciclopedia del esfuerzo en un artilugio prácticamente insignificante. Y transmitida vía wifi a un teléfono móvil para que una aplicación descifre las variaciones de voltaje y las convierta en datos inteligibles para el usuario. Dicen los expertos, que esto es una revolución, que va a cambiar la forma de entender entrenar y competir en el deporte de élite.

«Si realmente lo han conseguido es increíble. Va a cambiar muchas cosas. Se me ocurre, por ejemplo, una contrarreloj en ciclismo. El corredor conoce en todo momento si ha llegado a su umbral anaeróbico [el punto donde el cuerpo no es capaz de neutralizar y reciclar el ácido láctico que segregan las células musculares, lo que provoca la caída en el rendimiento] y puede mantenerse siempre en esa frontera», comenta Fernando Huelin, médico de deportistas tan reconocidos como David Cal o Javier Gómez Noya. Es una nueva zancada de la ciencia. En la prehistoria quedan los pulsómetros, que radiografían la actividad y frecuencia cardíaca. Ahora la diagnosis no invasiva, la que analiza al ser humano sin bucear sumergirse en sus entrañas, ha llegado hasta el nivel molecular.

Facilita la personalización

«Esto modificará por completo la forma de entrenar, que será incluso más personalizada. Se adaptará a las necesidades de cada deportista. Imagínese que preparo una sesión para dos atletas de características similares y que consiste en hacer ocho series a ritmo máximo. Si gracias a este dispositivo detecto que uno de los dos ya no es capaz de asimilar el ácido láctico, prefiero que pare, que descanse. Sé que a partir de ese momento no voy a conseguir mejorar su rendimiento. Ganamos más si empieza a recuperar», comenta Fernando Zarzosa, entrenador del grupo de élite de la natación gallega. «Te acercas más a poder programar el entrenamiento perfecto para esa persona», añade Andrea Montero, entrenadora personal y especialista en carreras de resistencia. «Ese tiempo -recalca Zarzosa- en el que ya no merece la pena forzar al deportista también reduce el riesgo de lesiones. Si volvemos la vista atrás, antes se entrenaba muchísimo. Pero con más horas se conseguían peores resultados. Hoy sabemos que el descanso es fundamental para explotar todo el potencial de un competidor y para evitar que se produzcan roturas musculares o fracturas óseas por estrés que pueden hacer perder muchos meses de preparación».

De todos modos, a la hora de competir, recibir y procesar tanta información puede ser contraproducente para el deportista. Porque hay un aspecto que influye de manera decisiva a la hora de apretar al máximo: la cabeza. «En el deporte de élite, el trabajo significa una parte importante, pero más trascendente es la capacidad de sufrimiento. Y si alguien está ya a tope, ve que ha llegado a su umbral y que no le sirve para superar a sus rivales, se puede venir abajo», indica Zarzosa, quien también reconoce que al entrenador le ayudaría a identificar esos típicos días en los que la mente no quiere ir y, sin embargo, fisiológicamente el organismo está como un reloj. «Se podrían ganar algunas sesiones de calidad que hoy perdemos», admite. «Va a ser un bombazo», avanza Fernando Huelin. «Si ya está tan avanzado -dice-, no me extrañaría verlo en el próximo Tour de Francia y después empezará a comercializarse». «Será de utilidad para deportistas profesionales. Ellos exploran los límites del entrenamiento», concluye Andrea Montero.