A contracorriente y venciendo el escepticismo por su físico y aparente indolencia, Pau Gasol es a sus 35 años el mejor jugador europeo de la historia
22 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.«Hemos visto unos cuantos grandes jugadores en Europa. Pau Gasol no es uno de ellos. Él está por encima de ellos». Palabra de Papaloukas solo unos minutos después de que España conquistara su tercer oro europeo y Gasol firmara su última demostración, con 25 puntos y 43 de valoración. Un elogio nada gratuito viniendo de quien viene, uno de los jugadores más inteligentes del baloncesto europeo. La exhibición en las últimas dos semanas ha supuesto la definitiva entronización de un Pau Gasol que no ha dejado de vencer el escepticismo, desde que con apenas 20 años decidiera su inmediata incorporación en la NBA hasta los últimos días, cuando con 35 y una carrera espectacular ha dejado en la retina de los aficionados una de las mayores muestras de poderío en un Europeo.
Joan Montes, responsable de la cantera del Barcelona, necesitó convencer a Ángel Pardo, seleccionador juvenil para que contara con un entonces el joven desgarbado, de 2,08 con un físico por pulir y cierto talento, pero sin apenas minutos en el Barça. Poco después, Montes utilizó sus dotes persuasivas para convencer al propio Gasol de que su lugar estaba en el Barcelona y no en la universidad norteamericana en la que pensaba enrolarse, ya que no veía futuro en la capital catalana.
Un físico por moldear
A partir de ahí, la historia es más o menos conocida. Campeón de Europa júnior en 1998 y del mundo un año después, aunque por aquel entonces su papel era poco más que testimonial. Un chico grande y delgado al que a Pepe Casal le tocaría moldear en los siguientes años. Aíto quería una persona de confianza para fortalecer a Navarro y Gasol, dos jugadores de talento inmenso, pero con una cierta indolencia para el trabajo físico.
Solo dos años después, Pau lideraba al Barça en la Copa del Rey y en el play off final de la Liga. El deseo de aterrizar en la NBA se hizo aún más fuerte, aunque -otra vez el escepticismo- tanto Aíto como el propio Pepe Casal le aconsejaran que antes ampliara su trayectoria en Europa. Por aquel entonces, el preparador físico gallego reconocía el talento y la madurez de Pau Gasol, pero también «su capacidad de trabajo» y su inteligencia. Al número tres del draft- la mejor posición hasta entonces para un europeo- le tocó convencer el escepticismo norteamericano. Solo necesitó un par de meses. Novato del año, jugador franquicia de los Grizzlies de Memphis, un equipo al que llevó a los play off en su tercera temporada.
La aparente indolencia, esa facilidad para hacer fácil lo que para otros gigantes es imposible, no ha sido el mejor aliado de un Pau Gasol que ha cargado en toda su estancia en la NBA con el calificativo de blandito. Curiosa definición para un pívot que acaba de cumplir 35 años y que desde su desembarco en Estados Unidos, en el verano del 2001, ha disputado 1.275 partidos más los amistosos de la NBA, uno cada 3,6 días.
El indolente Gasol, en plena madurez, conquistó dos títulos en su alianza con Kobe Bryant en Los Ángeles, firmó un contrato multimillonario y acabó por enrolarse en los Bulls, con una rebaja sustancial de sus emolumentos, y el mismo deseo de gloria de siempre. Solo en dos de los últimos quince veranos -2005 y 2010- ha renunciado a la selección. Quince años: novato del año, 2 anillos de la NBA, All Star, 1 oro Mundial, 2 platas olímpicas; y 3 oros, 2 platas 2 bronces europeos. Ambición y compromiso. Río de Janeiro, la última frontera. Tómenselo en serio.