Un adiós interminable

José M. Fernández PUNTO Y COMA

DEPORTES

11 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Al parecer, José Mourinho e Iker Casillas, el entrenador y el capitán, no se podían ver. Tres años de convivencia y de batallas contra el Barcelona enrarecieron el ambiente hasta el punto de separar definitivamente sus caminos y, por lo visto, sus intereses. Mourinho regresó a la Premier League, a su querido Chelsea, pero donde meses antes solo se adivinaba una relación imposible dejó una relación personal quebrada y un grave problema deportivo.

El entrenador portugués, que jugó a su antojo con las lógicas ambiciones deportivas de Adán y Diego López, hizo todo lo que pudo para envenenar las relaciones del que debería ser un mito del madridismo; incluso no dudó en utilizar a sus mejores aliados de la grada, esos que a modo de despedida y como agradecimiento por una herencia insoportable, le obsequiaron con un placa, lo que no deja de ser una forma un tanto antigua y casposa de agradecer los favores, sobre todo entre los presuntos defensores de la avanzadilla futbolística.

Mourinho generó un par de líos: uno deportivo y otro relacional. El tercero le corresponde a Florentino Pérez, el gestor incapaz de resolver los dos anteriores, o el presidente interesado en alargar la solución, quizá, porque como en tantas otras ocasiones, no está de más tener un paraguas a mano para los días de tormenta. Y por el momento, y en vista de que no parece cercano el día en que al Santiago Bernabéu le pongan una capota, al presidente blanco le conviene tener un cobijo a mano, especialmente después de la abrupta salida de Carlo Ancelotti y el desembarco de un Rafa Benítez que podría avivar las brasas mourinhistas.

De cualquier forma, sea cual sea la solución, entre unos y otros han conseguido que la despedida de Casillas tenga poco que ver con una trayectoria de 25 años en el Madrid y más de setecientos partidos con la camiseta del primer equipo. Y mucho menos con la emotiva -y larga- despedida que el barcelonismo le ha tributado a Xavi.