Tres instantes para pasar de jugador notable a un gigante

Paulo Alonso Lois
paulo alonso lois REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

ROBERT GHEMENT | EFE

Wawrinka empezó a creerse grande en Australia cuando tumbó a Nadal, luego ganó por Suiza en Lille y besó el cielo en París

08 jun 2015 . Actualizado a las 15:23 h.

Ganador de Roland Garros júnior en 2003, exquisito talento y jugador discontinuo. Emocionalmente inestable, la carrera de Stan Wawrinka, ahora con 30 años, mudó gracias a algunos instantes claves de su carrera.

AUSTRALIA, ENERO DEL 2014

Lo que cuesta ganar a Nadal hasta lesionado

Octavo jugador del mundo, Wawrinka se plantó en Australia como en los 35 grandes anteriores, dispuesto a convertirse en alternativa a los cuatro de siempre. Porque entre Federer, Nadal, Djokovic y Murray habían ganado 33 de los 34 grandes anteriores. En el 2014 llegó a Melbourne reforzado por el trabajo con su nuevo entrenador, Magnus Norman. En cuartos le tocó, otra vez, un hueso, Novak Djokovic, entonces vigente campeón. Pero algo le empujó a pelear. Justo cuando se cumplieron las cuatro horas de partido, estrechó la mano de su compañero. El triunfo por 9-7 en el quinto set le permitió jugar la segunda semifinal de un major de toda su carrera. Luego prolongó la confianza de aquel subidón para contener a un pegador como Berdych en cuatro sets y afrontar la prueba definitiva contra Nadal. Aquella final resultó diferente a todo. El español, que sufrió un bloqueo lumbar en el calentamiento, deambuló por la pista a partir del segundo set, pero se negó a sacar la bandera blanca. Maltrecho, peleó lo que pudo, a ratos con un juego paupérrimo, a ratos aparentemente recuperado. Aquella final probó a Wawrinka. ¡Cuántas cosas pasaron por su cabeza cuando se veía por momentos incapaz de ganar a un jugador medio lisiado!

LILLE, NOVIEMBRE DEL 2014

El valor de la Davis

El subidón de Melbourne alumbró un nuevo Wawrinka. Ganó su primer Masters 1.000 en Montecarlo, sufrió algunos altibajos y llegó como cuarta raqueta del mundo a la Copa de Maestros de Londres en el 2014. Un periodista reveló que en un punto clave de la semifinal, Mirka Wawrinek, la esposa de Federer, le llamó llorón. Aquello abrió una falla entre los dos tenistas suizos, justo unas horas antes de la semana de la final de la Davis, que el equipo helvético debía disputar en Lille contra Francia. En las siguientes horas el capitán, Severin Luthi, desplegó sus dotes diplomáticas y se hizo la paz en el vestuario. Ante 27.432 espectadores abrió la serie Wawrinka, con un triunfo fundamental ante Tsonga, que prolongó al día siguiente con una victoria en el dobles formando pareja con Federer. Otra cumbre vital para Stan.

PARÍS, JUNIO DEL 2015

Primero al mito, luego al ídolo local, después al número 1

El título por países desató la confianza de Wawrinka, como le había sucedido, por ejemplo, a tenistas como Verdasco y Djokovic pocos años antes. Y llegó a Roland Garros sin hacer ruido. En cuartos ganó un partido edípico contra Federer, el gran deportista de su país, en semifinales frenó al ídolo local, Tsonga, y ayer arrolló al tenista al que casi se veía invencible. Ya entrado en la treintena, Stan añade interés al tenis actual.