Casi sin darnos cuenta, pero de manera drástica, los estereotipos del fútbol están cambiando. Desde que Cruyff se propuso devolverle el fútbol al talento, el valor de los tópicos de antaño se ha reducido a la nada.
Lo que hoy resulta obvio, estuvo durante décadas secuestrado por todo aquello que se vendía como pretenciosamente moderno y competitivo, pero que el tiempo ha demostrado que no era más que una venta de nada: estadística, ordenadores y más datos... fútbol al peso.
Como el éxito genera mimetismo, hasta incluso la Juve se ha alejado de lo más tópico y típico del fútbol italiano, que se hacía competitivo exprimiendo al máximo el reglamento. Un marcaje como el de Gentile a Maradona, con veinte faltas cometidas por el italiano sobre el argentino, es imposible en el fútbol de hoy.
Así, la Juve ha poblado su medio del campo de jugadores extraordinarios, en un fútbol en el que Pirlo ha pasado de criticado a ídolo. Un equipo con Pogba, Pirlo y Vidal en el centro del campo siempre hay que tenerlo en cuenta, incluso a la hora de enfrentarse a este Barcelona de época, en el que Messi, ahora sí, ha decidido discutir su lugar en la historia al lado de iconos tan grandes como Maradona o Pelé, incluso preocupándose por su dieta.