Trillizos de Primera División

Miguel Álvarez LUGO / LA VOZ

DEPORTES

Los hermanos Rozas, nacidos en 1995, juegan en la máxima categoría del voleibol; Nicolás y Claudia militan en el Emevé y Blanca, en el Gran Canaria

08 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El deporte es caldo de cultivo de situaciones excepcionales. Y una de ellas la protagonizan los hermanos Rozas, nacidos en Lugo el 2 de marzo de 1995. Son trillizos y, después de toda una vida dedicada al voleibol, han llamado a las puertas de la élite. Nicolás y Claudia permanecen en la ciudad de la muralla, enrolados en su Emevé de siempre. Y Blanca ha emigrado. Cumple su segunda campaña en el Gran Canaria, también en la máxima categoría femenina.

El idilio de los trillizos Rozas con el voleibol comenzó cuando tenían 8 años. «Un amigo nos propuso apuntarnos y allá fuimos», recuerda Blanca. Y la historia se ha prolongado hasta ahora. A pesar de que Nicolás flirteó una temporada con el fútbol sala. «Pero no me gustó mucho», explica.

Hasta la categoría alevín, actuaron juntos en un conjunto mixto. «Blanca era la mejor entonces. Ahora somos más o menos parecidos», comenta Claudia. «Ella destacaba más, porque nosotros acabamos de crecer más tarde», apunta Nicolás. «Yo me desarrollé muy pronto y abusaba de ellos», asevera Blanca.

Y, tal vez, de ese crecimiento más veloz de la actual jugadora del Gran Canaria surgieron los pequeños y sanos piques entre ellos, que aún parecen brotar esporádicamente en la actualidad. «Claudia y yo nos juntamos contra Blanca», reconoce Nicolás. Y Blanca le da la razón: «Siempre están contra mí y aún siguen compinchándose». «Pero, al menos, ya no es como cuando éramos pequeños, que lo solucionábamos todo pegándonos», bromea.

El hecho de militar en el mismo equipo hasta que tenían 12 años también deparó escenas extrañas. «Decían que era imposible que fuésemos trillizos. La gente no se lo creía, porque, además, Blanca no se parece a nosotros», relata Claudia.

Precisamente, en uno de aquellos encuentros se produjo una de las primeras lesiones de Claudia. Fue de manera accidental. «Durante un calentamiento, ella y yo estábamos saltando. Como ella era más alta, me clavó los dientes y tuvieron que ponerme dos grapas en la cabeza», rememora la propia Claudia. «Mira qué cosas van a contar», ironiza Blanca.

La primera emancipación

Hace más de un año, el Gran Canaria llamó a la puerta de Blanca. «Al principio, no me lo creía», afirma. Pero allá se fue, a hacer carrera a las islas afortunadas, en las que asegura encontrarse muy a gusto.

«Nosotros preferimos estar en casa», comenta Claudia. «Yo soy más independiente», reconoce Blanca.

Ahora, las dos chicas esperan al momento de enfrentarse en la máxima categoría. No podrá ser este año, ya que Claudia se produjo una lesión de rodilla en septiembre que le mantendrá alejada de las canchas durante toda la temporada. «Me hacía ilusión, pero qué se le va a hacer», lamenta Blanca.

No obstante, ambas midieron fuerzas la pasada campaña en la Superliga júnior, en la que el Gran Canaria se impuso al Emevé por 3-2.

En cuanto a los roles que desempeñan sobre la pista, Nicolás es colocador; Claudia, receptora; y Blanca, líbero. Pero los dos primeros, asentados en Lugo, contemplan el deporte como un «hobby».

En la actualidad, los tres compatibilizan el voleibol con la universidad. «Cuanto más deporte hacemos, mejor nos organizamos. Porque es más fácil cuando menos tiempo libre tienes», asegura Claudia. Y que sea por muchos años.