Corre, salta... Y estudia y trabaja

M. Pichel LUGO / LA VOZ

DEPORTES

A sus 19 años, consiguió subir por primera vez al podio en un Nacional

23 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

De aquel chaval que cambiaba el fútbol por el atletismo hace apenas un lustro, poco queda en Adolfo Sainz Maza. Con 19 años ha crecido, convertido en un fornido decatleta que hace apenas quince días conseguía su primera medalla en un Campeonato de España al aire libre, el júnior, una hazaña al alcance de elegidos. En una disciplina que encarna a la perfección el lema olímpico de citius, altius, fortius. Algo sí mantiene, la misma ilusión de entonces, la que transmite al conversar, al hablar de esa pasión que es para él el atletismo, junto a sus entrenadores Juan Luis Trillo y Natalia Somoza. Tanta, que para seguir practicándola tiene que compaginar sus estudios con un trabajo en un almacén. Apenas le queda tiempo ni para dormir.

Adolfo necesitaría un día de 30 horas, de todo el provecho que le saca. Por la mañana, un ciclo formativo; comer a toda velocidad, coger el coche (vive en Castro), entrenar en Lugo en dos horas intensivas, y al salir de la pista, al tajo. Y aún así, consiguió sacarse la espina de un año que comenzó prometedor, tras el cuarto puesto en el héptatlon del Nacional bajo techo, con una medalla al aire libre que supone «una gran satisfacción personal». «La culminación de todo lo que han sacrificado por mí», dice Adolfo, que arropa con ese trabajado metal de bronce a la desinteresada labor de sus entrenadores. De la gente que les echó una mano, desde David Gómez, del Celta, que les prestó la pértiga (tan solo dos semanas antes); a José Manuel Lombao, José Manuel Vila y Mercedes de Santaló, que le han ayudado con la técnica de lanzamiento. Y todo, a pesar de las dificultades para usar el material, el módulo cubierto...

Una medalla que es meta, pero también punto de partida. Salió a por ella desde la primera prueba, los 100 metros lisos, y lo hizo como a todos les gustaría, mejorando sus marcas en nada menos que ocho de las diez pruebas de la disciplina atlética más dura. Escaló en la longitud, en la que voló 6,85 metros. «En la altura el cuarto nos sacó ventaja, y salí muy rallado de la pista. Después, en el 110, en una mala carrera, volví a hacer marca, y me puse otra vez tercero», relata Adolfo. El segundo puesto estuvo a tiro en algún momento. Y en el 1.500 amarró el podio: «Quería esa medalla, y también mejorar marca. Y me sorprendí». Rozó los 7.000 puntos (se le atragantó un poco la jabalina), y finalizó con 6.709. Plantando cara a atletas que entrenan en centros de alto rendimiento.

Muy coordinado

Destaca Trillo de Adolfo que «tiene el físico adecuado para las combinadas. Y además, es muy coordinado». Un aspecto clave, ante tanta prueba, y tan diferentes. Aunque a veces, se «disperse un poco» en la pista, lo que no aplaca en nada su gen competitivo. A Adolfo, si le piden escoger, se queda con la pértiga. «Es superdivertida, aunque al principio me daba respeto», asegura. Y es que, como dice Natalia: «Es muy echado para adelante».

Adolfo Sainz Maza Decatleta