El revolucionario inagotable

Miguel Álvarez REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

IVAN ALVARADO

Ángel Di María, elevado a los altares argentinos por su actuación ante Suiza

03 jul 2014 . Actualizado a las 12:32 h.

Para lo bueno y para lo malo, Ángel Di María es una descarga de electricidad por las bandas. Un taladro competitivo que jamás concede una tregua. El argentino está completando una de las mejores temporadas de su carrera. Hace unas semanas, recibió la distinción como el mejor jugador de la final de la Liga de Campeones. Y ahora busca una nueva muesca en su palmarés. En el cruce de octavos de final contra Suiza, se convirtió en desequilibrante en la prórroga. Cuando el agotamiento se cebó con casi todos los protagonistas, el fideo sacó a relucir su enorme resistencia. Fue, una vez más, un futbolista alcalino.

Di María es un deportista que, por momentos, da la sensación de ir a su aire, de depositar la mira telescópica en el balón. Vertical y trabajador, le da igual colocar sobre el tapete un desequilibrante regate o la brega en la recuperación. Pero sus mejores prestaciones aparecen en el momento en que conduce el balón y capta la atención de los zagueros contrarios para liberar a sus compañeros. Con el paso de las temporadas, se ha consolidado como un muy buen pasador.

La carrera de Di María fue meteórica. Se inició en el fútbol por prescripción médica, debido a su desbordante energía. Y destacó en la modalidad desde edades muy tempranas. Debutó en la máxima categoría argentina a los 17 años, con el Rosario Central. Algunos rumores apuntan a que su traspaso costó 26 balones. Después de evolucionar y participar en la Libertadores, no tardó en captar la atención de clubes europeos. Tuvo un pie en el Unics Kazán, pero, finalmente, recaló en el Benfica en el 2007. En la final de la última Champions besó con ardor el escudo del Real Madrid...

En su espigado cuerpo, combina la velocidad con la resistencia. Es una rara avis. En ocasiones, sus explosiones carecen de control, lo que le ha generado más de un disgusto.

Palmarés

Di María posee un alto instinto competitivo. Su palmarés es más que respetable. Ganó el Mundial sub-20 en 2007 en Canadá. Un año después, marcó el gol que le dio el título olímpico a Argentina en Pekín. También fue una pieza clave para que el Real Madrid ganase la décima Copa de Europa en Lisboa en mayo.

En el conjunto blanco ha cuajado una temporada para enmarcar. No obstante, los rumores sobre un posible cambio de aires del fideo se han sucedido durante el verano.

Llegó al equipo blanco con solo 22 años por un precio de 25 millones de euros -más once en variables-. En la capital de España, siempre ha encontrado una competencia feroz para hacerse con un hueco en el once. Pero ha sido capaz de mantenerse como una pieza importante al lado de hombres como Cristiano Ronaldo, Bale u Özil.

Ahora, con Argentina, afronta uno de los retos que aún no ha cumplido. Al lado de Messi, tiene libertad para flagelar las defensas, para revolucionar.