Seguro que antes del comienzo del Mundial eran muchos los que pensaban que había grandes posibilidades de que el encuentro ante Australia fuera intrascendente para la clasificación. Por supuesto, tales pensamientos procedían de quienes imaginaban que Holanda y Chile caerían ante la campeona y que ante los aussies, como mucho, estaría en juego sentenciar la primera plaza de grupo para evitar el cruce con los brasileños. La realidad nos ha puesto en un escenario más deprimente, con España eliminada, habiendo sido superada y hasta humillada por Holanda y Chile. Y con el grupo de Del Bosque afrontando su partido de hoy con las maletas hechas, unas ganas locas de irse de vacaciones y desaparecer del mapa sin tener que dar más explicaciones sobre la causas del desastre.
En realidad, el de hoy es un partido de usar y tirar. Pasar el trago con dignidad, permitir que algunos futbolistas se despidan de su etapa gloriosa con el combinado nacional y dejar que otros debuten en un Mundial. Un duelo que en ningún caso dará satisfacción alguna a España porque ni el mejor partido posible, ni el resultado más abultado, compensará lo que ha sucedido.
Quizá, el mayor punto de interés será la rueda de prensa de Del Bosque con la posibilidad de que dé alguna pista más alrededor de su futuro. En cualquier caso, él se ha ganado manejar los ritmos como considere conveniente. Lo hizo bien como seleccionador. Tan bien, que sabe que es casi imposible repetir siquiera algo parecido. Igualmente, sabe que su trabajo es un caramelo para cualquiera. Un puesto envidiado y muy bien pagado al que resulta tremendamente difícil renunciar. En cualquier caso, el futuro de este equipo pasará por la decisión de Del Bosque de seguir o no al frente.