Dicen que el tiempo es oro. Ni verdad ni mentira, pues dependerá del momento que provoque el recuerdo. Un recuerdo que puede resultar agradable, porque dando marcha atrás en el calendario hace revivir momentos gratos. Los otros, esos que uno borraría de muy buena gana, sobran. «El tiempo corre solo, se escapa sin avisar», dicen unos, mientras otros señalan que «el tiempo lo da Dios de balde?» Frases muy escuchadas que invitan a un tercero a advertir: «Gastar el tiempo es perder algo que en otros momentos gustaría recuperar».
Superioridad de Brasil
Ese es el caso de algunos momentos que tuvo el partido que anteayer empató (0-0) México con Brasil, marcador que nadie podría rubricar antes de jugar, dada la superioridad de los brasileños -superioridad que, dicho sea de paso, nadie les discute-, pero no es cosa de polemizar aquí, porque los lectores aficionados de hoy no son los mismos que antes confesaban deslumbrarse por jugadas de los ases de otros países...
Si volvemos a las frases hechas, podría incluirse la del que en la tertulia del café resalta, de forma bastante exagerada: «¡Es tan bueno que hace relojes de madera?!». A lo que, siempre, otro contertulio añade: «Y, además, andan?».
Tiempos pasados
Allí se habló de tiempos pasados. De Acuña, de Cuqui Bienzobas y surgió, como no podía ser menos, el nombre de Borbolla, futbolista mexicano que vino al Real Madrid en el año 1945, recomendado por el exiliado español Luis Regueiro. Borbolla pasó del Madrid al Deportivo con la misión de evitar el descenso del equipo coruñés, objetivo que no consiguió, a pesar de levantar al público en pie con un tercer gol que valió para vencer por 3-2 al Espanyol de Barcelona. No se pudo evitar el descenso del equipo en un recién estrenado estadio de Riazor y, en el ambiente coruñés, se repitió durante un tiempo con guasa la popular frase: «Jaula nueva, pájaro muerto?».