Una caldera en el Ángel Carro

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El coliseo rojiblanco se prepara para albergar otra batalla decisiva

05 jun 2014 . Actualizado a las 22:02 h.

Durante las últimas temporadas, el Ángel Carro se ha convertido en escenario habitual de batallas decisivas para el Lugo. Hace poco más de once años, el 18 de mayo de 2003, los rojiblancos consumaron delante de su afición el que ha sido, hasta la fecha, el último descenso. Fue después de perder por 1-3 ante un Real Madrid Castilla en el que despuntaban futbolistas como Soldado, Núñez o Mejía.

Después de caer al pozo de Tercera, poco a poco comenzó la resurrección. Tres años más tarde, el Lugo regresaría a Segunda B. Concretó el ascenso lejos del Ángel Carro, después de empatar en La Albuera contra la Gimnástica Segoviana. Sucedió una campaña después de despedirse del retorno a la categoría de bronce a las orillas del Miño frente al Valladolid B.

Ya en Segunda B, el Lugo gozó de su primera opción de disputar la promoción en el 2008. Pero, en un Ángel Carro atestado, el conjunto rojiblanco fue sometido por el Fuerteventura (0-1). Otro patinazo delante de la afición y nuevo plazo abierto de espera.

Dos años después, el acceso a las eliminatorias para llegar a Segunda División tomó cuerpo. El Lugo accedió a ellas como campeón de grupo y vivió una gama completa de sabores delante su público. Disputó los tres partidos de vuelta como local, con victoria estéril y plagada de polémica ante el Murcia, triunfo esperanzador contra el Alavés y derrota amarga y definitiva ante el Alcoyano. Entonces, a pesar del batacazo, la hinchada se entregó por completo y reconoció esfuerzo realizado a lo largo del curso.

Un año más tarde, la suerte del ascenso sonrió por fin al conjunto rojiblanco. Pero sucedió a muchos kilómetros de distancia, en Cádiz. Antes, los lucenses se habían desembarazado del Eibar y el Atlético Baleares también en campo ajeno.

El choque de pasado mañana frente al Mirandés es, posiblemente, el más importante que el Lugo afronta desde su regreso a la categoría de plata. Por ello, el club confía en que el coliseo de la orilla del Miño registre una de sus mejores entradas. El récord se produjo hace unas semanas, en el derbi gallego contra el Deportivo. Entonces, las gradas se completaron e incluso hubo que colgar el cartel de no hay billetes.

Ante el Mirandés, además, los socios podrán comprar entradas para un acompañante. El precio es de 5 euros en Tribuna y Preferencia y de 2 en General y Fondo Norte hasta que se agoten las disponibles.